diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Rompedor


Es sorprendente de qué manera me atrapa este comercio, ya ancestral. Creo que es de los pocos que quedan de otro tiempo. En la Bajada a la Libertad, esquina con Tintes, tiene un aire de navío cuyos escaparates de ojo de buey no pueden sino resaltar su carácter rompedor. No sé por qué se decidirían por ese color rojo. Pero me parece un acierto y no me cabe duda de que su intensidad es el mejor reclamo publicitario. Y ese cruce de bandas blanquinegras consolidan una arquitectura decorativa de las que ya no se ven. ¿Y qué decir de la tipografía del rótulo comercial, esas letras talladas en madera, sino que es un superviviente acertado cuyo valor las actualiza permanentemente?


Cuando uno ve esos zapatitos y playeros de niño o esas zapatillas de andar por casa asomadas al océano de los transeúntes no puede apartar la vista. Un día de estos entraré y preguntaré a los dueños por su atrevimiento cromático y de diseño. De momento, cuelgo estas fotos porque me roban las palabras.



El edificio es bastante antiguo, incluso diría que en cierto modo se encuentra envejecido. Clavado en el corazón de la ciudad, ha visto derribarse en su entorno otras casas hasta sus cimientos. Para luego levantar alturas que simulan casas históricas pero ya sin pedigree. ¿Sucederá lo mismo con ésta? Fachadas de comercios así vinculan pasado y presente. Y el resultado es que permanecen en su modernidad. Los grafitis de los adolescentes en busca de su autoafirmación fácil no se cargan la fachada. Es demasiado potente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario