diario de un vallisoletano curioso

lunes, 2 de noviembre de 2009

¿Plan E?


No logro entenderlo. Leo una y otra vez el enorme y deslumbrante cartel, plantado ante la estatua a Colón, y algo no me encaja. Un millón largo de euros dedicado a una inversión cuya beneficiaria va a ser cierta hostelería. Lo de cinco pabellones turísticos-ecoterrazas (amplíese la fotografía para leerlo), suena impresionante, casi convincente. Pero es un sarcasmo. Y más en la Acera de Recoletos, que hasta la fecha no ha constituído nunca precisamente uno de los paseos cálidos y concurridos en invierno. Sin incidir en que nuestra ciudad no es precisamente un polo de primera categoría en la atracción de turistas, por más que se muevan los viajes del Inserso y o se celebren congresos. Entonces, ¿de dónde procede el interés por estos pabellones que desfiguran la histórica acera, reduciendo su espacio, recargándola de más mobiliario urbano y opacando las fachadas de edificios que provienen del siglo XIX y XX?

Me viene a las mientes la opinión, discutida y arriesgada, supongo, de un amigo que dice que la hostelería vallisoletana se ha convertido en un grupo de presión municipal. Más: suele llamarla la dictadura del gremio de hostelería. Entre semanas del pincho, jornadas gastronómicas varias de no sé qué, la Feria de Día de la Feria, etcétera, la hostelería quiere parecer la actividad productiva más próspera y llevarse una tajada importante de los presupuestos municipales. ¿Productiva? Enmarcada en el sector servicios, su prosperidad está en función del nivel de consumo del común de los ciudadanos. Y los ciudadanos son trabajadores de empresas de producción directa, de comercio o de un creciente sector de funcionarios por gracia de la sede administrativa de la comunidad regional. Es de la capacidad adquisitiva de estas clases y sectores de quien depende que la hostelería funcione. No lo olvidemos.



Uno no sabe ya si hay criterios serios por parte de las autoridades sobre la inversión del dinero público cedido por el Estado. ¿A qué paisaje urbano han mirado desde el Ayuntamiento para levantar estas barracas de cristal? Por mi parte, salvo que alguien me aclare la necesidad que había de instalar estos contenedores de vidrio y metal -peceras las acabaremos de llamar los vallisoletanos- me pregunto si no había manera más útil y necesaria de canalizar los dineros públicos para crear empleo.
Algo no cuadra y alguien miente en torno al tema de la crisis. Y me temo que las autoridades locales no hablan claro. ¿Plan E con eñe? Tal parece a veces que con eñe de recoña.

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