diario de un vallisoletano curioso

jueves, 26 de noviembre de 2009

A punto de empezar la función


(La acción se desarrolla un día del último verano en un banco del Campo Grande)

CHICO. Eh, ¿tú quién eres?
GITANILLA. Ozú, yo soy la madrastra de Blancanieves, lucero mío.
CHICO.¡Oh! (con cara de susto)
GITANO. Di que no, chaval. Que con esa jeta no hay espejo que la aguante.
CHICO. ¿Por qué?
GITANILLA. No le hagas caso a éste, que él si que no tiene donde mirarse.
CHICO. ¿Por qué?
GITANILLA. A una bailaora como yo nunca le falta un espejo que le diga la verdad y le haga justicia.
CHICO. Entonces, ¿de verdad que no eres la madrastra? (con prudencia y a distancia)
GITANILLA. Que no, mozo mío. Soy una bailaora de cuerpo entero que interpreta la salsa del mundo.
CHICO. ¿Y qué es una bailaora?
GITANILLA. Alguien que ha nacido para sacar el alma que lleva dentro.
CHICO. ¿Y eso qué es?
GITANILLA. ¿El alma? Pues un rayo, una tormenta, no sé, a veces como una furia.
GITANO. Tendrías que verla bailando, chico. Si te quedas a la función verás lo mucho que vale
esta gitana.
CHICO. ¿Qué es eso de la función?
GITANO. El espectáculo. ¿Ves todos esos niños que van juntándose y se sientan alrededor? Están esperando a ver la función.
CHICO. ¿Y no sacáis el espejo?
GITANILLA. Vaya obsesión con el espejo tiene este chavea. Mira. El espejo sois vosotros, los niños. Las cosas que hacemos van a reflejarse en vuestras caras. Y por vuestras risas sabemos si os gustamos.
CHICO. ¿Y si no nos reímos?
GITANO. Pues entonces, adiós función.
GITANILLA. Di que no, que este gitano es un agorero. Si no os reís es que no lo estamos haciendo bien. Y entonces, cambiamos, hasta que os riáis de nuevo.
CHICO. ¿Y por qué estáis sentados en el banco? Va a empezar la función y vosotros todavía aquí.
GITANILLA. Por eso, porque antes hemos actuado, nos hemos cansado un montón y estamos haciendo un alto. A veces es para estar jarto. Y al maestre que nos mueve se le acalambran las manos.
CHICO. ¿Y siempre vais así vestidos?
GITANILLA. Pues claro que no, duende mío. Sólo cuando hay que trabajar.
GITANO. De eso nada. En cuanto terminamos el trabajo nos meten en una maleta tal cual, con faralaes y todo.
CHICO. Sí, tiene que ser muy cansado tanto actuar en unos parques y otros.
GITANO. Huy, agotador, niño, que yo estoy ya para jubilata.
GITANILLA. No le creas, perla, que aquí la que curra con arte soy yo. Él está solo para presentarme y para pedir el aplauso a los niños cuando termino.
GITANO. ¡Ah!
GITANILLA. ¡Oh!

(La gitanilla y el gitano enmudecen. El maestre se lleva los muñecos, uno bajo cada brazo, para ponerlos en escena. El niño les dice adiós apresuradamente con la mano y busca asiento en el suelo para ver la actuación)

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