diario de un vallisoletano curioso

martes, 3 de noviembre de 2009

Ensimismado


Me gusta encontrar por la calle gente leyendo entusiasmadamente. O en el autobús o en el café o en el tren. La curiosidad me provoca y entonces hago como que me pica la pierna y me agacho un poco para ver la portada del libro. O estiro el cuello hasta límites sospechosos. A veces me paso un poco y pregunto de qué libro se trata y si el lector -que mayoritariamente suele ser lectora- condesciende me atrevo a insistir. Que si es interesante, si se lee bien, si el tema cautiva, etc. No puedo evitarlo. Y eso que leer es algo tan íntimo como tantos comportamientos sobre los que no osaría preguntar ni por asomo. La lectura también es terreno del pudor y de la pudibundez de cada cual. Tendría que entenderlo de una vez para siempre y dejar de fisgonear en público las lecturas de los demás. En este caso, el lector estaba tan ensimismado que hizo oídos sordos a mi impertinencia. Me sigo preguntando qué se traerá entre manos. Mejor dicho, entre su rodilla y la caricia reposada de su avezada barba.


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