diario de un vallisoletano curioso

jueves, 12 de noviembre de 2009

Disculpen las molestias

Y en esto que voy donde Jesús Santos y me encuentro definitivamente cerrada su tienda de vinos y licores de Fray Luis de León. Llevaba ya tiempo el edificio deshabitado, olía y urgía a rehabilitación. Pero estos meses largos en que aún permanecía el establecimiento abierto, aunque sólo los sábados por la mañana, parecía que no iban a terminarse. Le llamabas por teléfono. Jesús, que prepárame una caja de cava, que tengo una despedida. Un cava que durante años ha estado trayendo de Cataluña con un gusto exquisito y por un precio asequible. Y Jesús te lo tenía dispuesto. Jesús, que necesito unas botellas de verdejo. Y él te sacaba el rico de la última añada. Jesús, que no sé si llevarme un Toro o un Ribera, que vamos a ser unos cuantos y hay para todos los gustos. Y al final te llevabas los dos, dejándote guiar por su criterio.



Nos hemos trasladado a la calle tal en el polígono cual, disculpen las molestias, reza el letrero. Nunca he entendido que los comerciantes pidan disculpas cuando cierran unos días o se trasladan a otra parte con su música. Al fin y al cabo van a hacer lo que necesitan hacer y les da la gana, te guste o no, porque es su corralito, pero a Jesús se las acepto con creces. Más allá de la formalidad, está la cordialidad receptiva que siempre ha mostrado. Y su campechanía ni se compra ni se vende, mal que le pese a la demolición del edificio, supongo que en ciernes.



Por cierto, ¿qué habrá hecho con los coñacs de más de medio siglo largo y los tintos de más distancia que aún tenía entre sus estantes? Jesús, te llamo y me lo cuentas.

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