Nos hemos trasladado a la calle tal en el polígono cual, disculpen las molestias, reza el letrero. Nunca he entendido que los comerciantes pidan disculpas cuando cierran unos días o se trasladan a otra parte con su música. Al fin y al cabo van a hacer lo que necesitan hacer y les da la gana, te guste o no, porque es su corralito, pero a Jesús se las acepto con creces. Más allá de la formalidad, está la cordialidad receptiva que siempre ha mostrado. Y su campechanía ni se compra ni se vende, mal que le pese a la demolición del edificio, supongo que en ciernes.
diario de un vallisoletano curioso
jueves, 12 de noviembre de 2009
Disculpen las molestias
Nos hemos trasladado a la calle tal en el polígono cual, disculpen las molestias, reza el letrero. Nunca he entendido que los comerciantes pidan disculpas cuando cierran unos días o se trasladan a otra parte con su música. Al fin y al cabo van a hacer lo que necesitan hacer y les da la gana, te guste o no, porque es su corralito, pero a Jesús se las acepto con creces. Más allá de la formalidad, está la cordialidad receptiva que siempre ha mostrado. Y su campechanía ni se compra ni se vende, mal que le pese a la demolición del edificio, supongo que en ciernes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario