diario de un vallisoletano curioso

viernes, 27 de noviembre de 2009

Desembocando el Esgueva en el Pisuerga

Vista de la caída y desembocadura del Esgueva desde la orilla del Pisuerga

Desde la elevación. Las aguas del Esgueva se precipitan a su entrega



Supongo que todas las fotografías se pueden comentar. Pero de algunas prefiero no hacerlo. Porque no es mi día o porque el objeto es demasiado poderoso. La desembocadura del Esgueva en el Pisuerga invoca un clamor. Y exige un silencio que la contemple. Sólo un apunte. Parece mentira que un río menudo, que fue sacrificado hace siglo y pico de sus cauces naturales a través de la ciudad, adquiera belleza en su estertor. El cauce es chiquito, pero la mano del hombre, la misma que forzó su expulsión de la urbe histórica hacia las afueras, ha procurado un cierto tipo de salida honorable. Un desnivel que se salva por un sistema de escaleras. Aparentando una cascada intrépida. La entrega al gran río histórico de la urbe y la vegetación que se abre a sus pies dignifican su recuerdo. Esto es lo que queda de un Esgueva que también hoy atraviesa barrios de Valladolid (Pilarica, Vadillos, Batallas, España) Mas la memoria de las aguas es antigua. Y terca. Que se lo pregunten a las zonas por donde en otro tiempo transcurrían los dos lechos naturales. Aún suelen mostrarse sus huellas rebeldes de vez en cuando. Mientras, este curso chiquito, de vieja fama cangrejera, se despliega alegre. Sin miradas apenas. Digno, no obstante. Disfruten de su tierna melancolía de otoño.

2 comentarios:

  1. Creo que no he ido nunca por ahí.
    Un día tenemos que quedar a dar una vuelta y hacer fotos

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  2. Gracias por pasar por aquí. Con las fotografías que haces sbre la ciudad, te sugiero que cuelgues alguna más en tu blog. Los comentarios, con que sean breves es suficiente. Seguro que tu capacidad de observación y tu ingenio te da para ello.

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