Desde que los Esguevas dejaron de ser los dos ríos históricos de Valladolid, que atravesaban en distintas direcciones la ciudad para desembocar en el Pisuerga, ha llovido bastante. No tanto por el tiempo transcurrido desde su alejamiento del centro urbano sino por lo que su desvío y nueva canalización supusieron de cambios morfológicos sustanciales en el crecimiento y remodelación de nuestro suelo.
El Esgueva era el río urbano por antonomasia. Dos ramales del mismo, procedentes del río que se deslizaba a través del Valle Esgueva, con origen en la Sierra de la Demanda, en Burgos, se bifurcaban por el callejero vallisoletano en direcciones diferentes formando meandros caprichosos. A sus orillas se fueron configurando los primeros poblamientos urbanos.
El Esgueva era el río urbano por antonomasia. Dos ramales del mismo, procedentes del río que se deslizaba a través del Valle Esgueva, con origen en la Sierra de la Demanda, en Burgos, se bifurcaban por el callejero vallisoletano en direcciones diferentes formando meandros caprichosos. A sus orillas se fueron configurando los primeros poblamientos urbanos.
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