diario de un vallisoletano curioso
domingo, 3 de octubre de 2010
La España física
Este mapa me fascina. No sólo por sus dimensiones descomunales. Sino por la construcción pedagógica del mismo. Porque casi te dan ganas de entrar en él y subir montañas y navegar aguas abajo hasta la desembocadura. Bueno, me entusiasman todos los mapas. Creo que empecé a leer en los mapas casi a la vez que me hacía con el alfabeto. Dos lecturas. Dos soportes. Dos lenguajes. Los mapas me llevan al pasado. Los atlas políticos con sus mapas de otros tiempos te hacen meditar en los cambios. Nada es eterno en la evolución de los pueblos, de sus Estados y de sus repartos territoriales. Los mapas te llevan a la aventura. Te hacen visitar países que no pisarás jamás. Son una representación. Y como tal, aunque sean extremadamente precisos, tienen mucho de sueño.
Este mapa, de un tiempo en el que nací y crecí, puede parecer fuera de moda. O mejor dicho, de actualidad. Y no lo está. Puedes dejar de lado algunos detalles. Por ejemplo, un escudo anticonstitucional. Una nomenclatura grandilocuente (España y sus posesiones, alardea a pie de mapa) Unas adjudicaciones desaparecidas (Sahara, Sidi Ifni, Guinea) Y todo lo demás es España. La España física. La que siempre me gustó más. Las cordilleras, los sistemas de montañas, los ríos, las islas, las mesetas, las costas, los mares circundantes. ¿Es la misma España física que hace sesenta o setenta años? Tampoco.
Es un mapa a grandes rasgos. Si hoy hubiera que rehacerlo se remarcaría más la erosión, la urbanización salvaje del campo, la destrucción costera por el ansia del ladrillo especulador, las nucleares, la sequía de algunas zonas, la deforestación, el riesgo de los acuíferos subterráneos…Sería un mapa del cambio climático y de la mano destructora humana, en fin.
Para quien desee seguir la pista: se encuentra en el segundo piso del Palacio de Santa Cruz. O se encontraba, al menos al principio de verano. No sé si con la acometida de obras en el claustro seguirá en el mismo sitio. Por cierto, hay otro que me parece que es del tipo político, incluso más antiguo. A ver si lo encuentro y lo traigo otro día.
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Personalmente me parece que esa España física de la que hablas es más noble que cierta España política que sueña con nostalgias y retrocesos, aunque se le llene la boca de palabaras grandilocuentes.
ResponderEliminarMe gusta tu blog y aunque hay cosas que no entiendo bien porque el arte no ha sido mi fuerte espero aprender.
Muchas gracias. Ricardo.