Hay un recóndito jardín donde los guardianes se aferran a lejanos escudos. Donde los leones rugen desde sus contorsiones espectaculares. Estas bestias que veis aquí en piedra tal vez fueran antes feroces surtidores de agua. De momento, flanquean el acceso al estanque de nenúfares que se halla en medio de los jardines. Castaños, cipreses, abetos y otras especies convierten en un oasis este espacio intermedio entre el Palacio de Santa Cruz y el Colegio del mismo nombre. Demasiada belleza para el corazón de la ciudad.
Estaba más vegetado y era más hermoso antes, hace más de 30 años. Casi no hay nenúfares ahora
ResponderEliminarEn efecto, yo lo conocía hace más tiempo incluso. Daba la impresión de un jardín más jardín. Y el estanque lo recuerdo repleto de nenúfares, más o menos. Me trae nostalgias. Creo que podría mejorarse, lo he encontrado algo abandonado en algunzas zonas.
ResponderEliminarParece que te lo conoces bien, ¿eh, Casi?
Me habría gustado que esa fuera la sede de La Junta de Castilla y León.
ResponderEliminarY no es una ironía.
ResponderEliminar¿Te refieres al Palacio de Santa Cruz? Bueno, el marco es extraordinario, exteriormente también, pero ya sabes que la burocracia y sus mesnadas de empleados exige grandes espacios. Yo vi en su momento un buen lugar también en el Palacio Real (Capitanía) o en la Academia de Caballería. Lugares céntricos, aunque no sé si prácticos.
ResponderEliminarSaludos.
Uf, la junta de castilla y león ahí metida ¡Qué horror de los horrores!
ResponderEliminarMe haces reir a mansalva, Casilda. Es sano.
ResponderEliminarEstás pensando en los políticos de ahora, Casilda?. Estás oyendo sus voces y contemplando sus maneras? Porque si es así, sí: qué tremendo escalofrío!.
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