Para ellos no hay ni piedad ni cuidado. Y menos hay un 112. El asfalto no es para los seres que viven en sus márgenes. Son los grandes perdedores del crecimiento de las ciudades y del predominio de la máquina sobre los individuos. Están condenados al inframundo o a la extinción. Desaparecidos los tejados tradicionales y los patios de vecindad gratos, se les puede ver en solares, locales abandonados y bajo los coches aparcados. Esta es la imagen frecuente. Que nadie se rasgue las vestiduras ni piense que la fotografía es de mal efecto. Es tal cual.
Qué lástima de estos animales: la ciudad los crea, la ciudad los mata.
ResponderEliminarFíjate que a veces hasta alcanza a los hombres esta maldición de la ciudad, vía tráfico y otras contaminaciones...
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