En los días tórridos lo mejor es parar y mirar. Una propuesta: acercarse a la orilla del Pisuerga (y mira que tiene una larga orilla) Por ejemplo, entre el Puente del Poniente y el Puente Mayor. Sin llegar siquiera a la playa, para estar más recoleto. Justo ahí donde los pescadores y los gansos saben estar. Aquellos echándole paciencia y las ánades subiendo y bajando el curso, entre humildes barcas varadas que están a la espera de alguien que las alquile para un paseo.
Nuestro monumento fluvial por excelencia no está puesto solamente para marcar el fondo del valle. El Pisuerga bien vale nuestros ratos de calma y oxígeno.
Esto si que es aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid.
ResponderEliminarSaludos.
Son los mejores amigos del Pisuerga. Los humanos apacibles junto a la fauna de ánades. Hay muchos espacios reconfortantes en nuestra ciudad. Saludos.
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