diario de un vallisoletano curioso

martes, 5 de enero de 2010

Una puerta oculta


Sí, creo que falta una historia del arte de las puertas de Valladolid. Hay muchas más de las que intuimos y de una laboriosidad ebanista muy interesante. No tanto de los tiempos más pretéritos, puesto que gran parte del patrimonio se ha perdido. De tiempos antiguos quedan puertas de algunos palacios o iglesias pero, salvo excepciones, ni abundan ni son las más interesantes. Son los edificios del Valladolid burgués, ése que aún permanece por determinadas calles céntricas, los que mejor exhiben puertas talladas y portales decorados suntuosamente.

Ésta que he encontrado hoy pasa desapercibida, tanto porque pertenece a la fachada vana de un edificio derribado, que espera su reconstrucción, como porque unos enormes bloques de cemento dan base a la ortopedia montada para sujetar esa fachada. Unos metros más adelante, un portalón recuerda a un taller electromecánico que existió hasta no hace mucho. Si a eso se le suma el deterioro y ennegrecimiento de la misma, su desconocimiento es cosa hecha.

La puerta está cargada de símbolos en altorrelieve. Aparece la cabeza de un hombre que podría representar a uno de esos prohombres burgueses que mandara erigir el edificio. La cabeza de un niño que podría ser muy bien un homenaje o bien familiar o bien al significado del futuro y de la progenie, encarnado en una testa rolliza. Esos dragones alados que realzan los bustos enraizan en antiguas tradiciones iconográficas, algo muy recuperado en la arquitectura ornamental del siglo XIX y parte del XX. Igualmente, los águilas, dirigiendo sus miradas al centro, formando parte de ambas hojas de la puerta, representan un sentido de vigilancia y protección del hogar al cual dan acceso.

Cabe esperar que algún día la obra pendiente se reanude y la puerta se revalorice adecuadamente. Para quien desee saber de ella le diré que está al comienzo de la calle Colmenares, junto al nuevo hotel que hace esquina con Gamazo. Parte de ese Valladolid decimonónico que tanto legó a la ciudad. En este blog iré dando cuenta de aquel Valladolid que parece recóndito aunque pasemos todos los días a su lado. Simplemente, porque no se habla de él.


4 comentarios:

  1. Te animo a preparar, si no lo estás preparando ya, una publicación con las imágenes del Valladolid que nadie o pocos ven. Desentrañar la ciudad como lo haces ayuda a reconciliarse con ella y a admitir que, pese a todo, merece la pena. Un abrazo

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  2. Ësto no lo conozco,a ver cuando tengo tiempo libre de pasear

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  3. Fernando, gracias por tu estímulo. De momento sólamente miro. Y aprendo a mirar. Pero lo tendré en cuenta. La verdad es que es inagotable lo que nos rodea. Sucede que no nos fijamos o no lo concedemos importancia. Y sin embargo todo tiene su significado y su reflejo. Seguiremos.

    Un abrazo y a ver si nos tomamos un café un día de estos.

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  4. Bati. Ése sí que es un problema. Porque hay gente que tiene tiempo de sobra y no mira ni sabe ni quiere mirar. Pero otros como tú que sí tienen ojo clínico y agudamente fotográfico apenas disponéis de horas. El precio de ganarse la vida es muy costoso. La gente que trabaja y que tiene interés por su ciudad debería tener un plus...¡de tiempo libre!

    Qué rabia, además de mileuristas en salario lo sois en disponibilidad de tiempo.

    De todos modos, cuando quieras, aunque sea de vez en cuando nos organizamos y hacemos un safari. Sólo hace falta que elijamos el tema y ya se quedará. Piénsatelo.

    Buenos Magos.

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