diario de un vallisoletano curioso

lunes, 11 de enero de 2010

Pasó el ángel de la noche


Y el ángel de la noche le tocó con su palma alba y el Campo Grande amaneció de esta guisa. Resistía al sol que iba penetrando, mientras la tierra y el sotobosque se empapaban para alimentar las savias ocultas. Pocas palabras son necesarias ante el fenómeno generoso. Mejor mirar. Algunos acudimos a su llamada. Sentimos la humedad latente. Nos empapamos de la refracción de la luz sobre la fronda. Estrenamos caminos nuevos. Éstas son algunas de nuestras huellas.













2 comentarios:

  1. Es un verdadero "júbilo" disfrutar de éstas y otras lindezas que por aquí se construyen. Ya no sólo las fotográficas que son excelentes, sino las lingüisticas que me parecen de una calidad muy contrastada. Hay que felicitar a este "vallisoletano" que con su cámara y su pluma nos va mostrando rincones de nuestro Valladolid que a veces, no sólo mantenemos arrinconados sino olvidados. Felicidades con "júbilo".

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  2. Buen día. Usted me adula en exceso, Jesús. Todo es cuestión de mirar lo que nos rodea. Usted mismo puede hacerlo. Y fotografiarlo mentalmente y con la cámara.

    Luego, los comentarios pues son eso, ocurrencias o sugerencias o reflexiones o deducciones...A quien más o quien menos le saltan al magín. Luego s etrata de plasmarlas con mayor o menor acierto.

    Pase asiduamente por este rincón abierto, y comente cuanto guste.

    Gracias y buen domingo, y eso, jubilosamente. Un estado especial, nuevo y puede que hasta sabio.

    Un abrazo.

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