Aislados por las naves y empresas que hubo anteriormente junto a la carretera de Madrid, su salida forzada era por el Polígono Argales. Aún sigue siéndolo, aunque al menos lograron hace algún tiempo una pavimentación en condiciones. Desconozco si habrá alguna conexión directa con calles de los nuevos edificios. No obstante, la proximidad de la prevista y nueva urbanización del Polígono, con cambios de uso en parcelas (ya hay carteles de tipo Metrovacesa y FCC) a las puertas de este minibarrio amenaza con emparedar y aislar estas casas del todo.
Casas como éstas son las moscas cojoneras de la avidez de los promotores de nuevo cuño. Uno no puede por menos que verlas con simpatía, porque se supone que el espacio urbano es de todos. Y en todo caso, cualquier modificación espacial en la ciudad debe verse como una planificación pactada, nunca causando territorios de excluidos o zonas marginadas. Esperemos que las nuevas edificaciones no actúen como tenaza sobre el barrio de Arca Real.
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