diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 13 de enero de 2010

Una recuperación literaria


¿Un Neruda a estas alturas? ¿Y nada menos que en Valladolid? La idea fue ocurrente y el resultado de la obra impecable. Se trata de una edición facsímil sobre un poema del autor de Isla Negra que ya aparecía en su libro Nuevas Odas Elementales y que en pocas ocasiones se había editado por separado. La editorial vallisoletana El pasaje de las letras lo recupera ahora sobre una primera edición chilena de 1956. Neruda se pasó toda la vida escribiendo en pasión y en demasía, tanto como para apreciar como ningún otro la belleza de la tipografía. Esos caracteres que marcaron quinientos años de edición, generando hijos y nietos de caracteres, hasta llegar a la amplia variedad de hoy día cuya larga mano se ha colado en la informática. No en vano, Pablo Neruda, que aprecia la esencia y la forma creativa de los tipos de imprenta, comienza su Oda con este poema:

...Enmarañado
Gutenberg:
la casa
con arañas
en tinieblas.
De pronto
entra
por la ventana
una letra de oro
...Así
nació la imprenta...

Desde que nació la imprenta, los tipos han sido el soporte de los textos. A veces el alma de lo escrito ha dependido de las letras elegidas. Un vínculo contundente y necesario que en muchas ocasiones ha sido exquisito. Si la obra de Neruda conecta con la naturaleza de su América más enraizada así como con las necesidades de sus pobladores, huérfanos de pan tantas veces pero no de una vastísima cultura, ¿cómo no iba a conectar la exuberancia de sus palabras con la rica variedad del diseño tipográfico? Pablo Neruda exigió a su editor una constitución tipográfica primorosa para esta Oda.

Se agradece, pues, que Oda a la Tipografía reaparezca con el paisaje de su preciosa edición original por mor y amor de unos aplicados editores vallisoletanos. Un acierto al que no me resistía traer a colación. Pequeñas aparentes labores que abren Valladolid al mundo.

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