La codicia injusta y secular de Occidente, el abandono al que se ven sometidos millones de seres humanos, la división Norte-Sur en la extracción y reparto de bienes, la consideración infrahumana a la que se les somete, son, entre otras, las causas de los efectos del terremoto, como otras veces lo ha sido de un tsunami o de un huracán. O simplemente de las guerras que la puñetera geoestrategia de los ricos, aliada o consentida con las castas de poder de esos países, que les ha ido diezmando y empobreciendo.
No, no se puede permitir por más tiempo que una ciudad acabe así. En Valladolid vivimos de lujo, en comparación con zonas del planeta como Haití. Importante meditar, no simplemente quejarse. Importante ejercitar el pensamiento para establecer recursos que atajen el mal, no hacer caridad fácil y luego mirar para otro lado. Importante que nuestra ciudadanía influya sobre nuestros gobiernos para que la política exterior sea otra cosa. No hacer demagogia desde los poderes públicos. Haití: resiste. Las leyes de la naturaleza de los hombres también son fuertes. Hagamos entre todos que emerjas de otra manera.
Hola, Vallisoletano. Tú lo has dicho, el mal, con serlo, no es en estos tiempos el terremoto. El mal es sobre todo la malicia...humana. Hay medios en la historia actual de la humanidad para contener y controlar las catástrofes naturales y para reducir sus efectos. A los pobres no les llega. He ahí el problema, que pienso que nos concierne a todos.
ResponderEliminarMe parece bien que se solidarice con su rabia en el blog.
Elvira
Eh, Elvira, qué bien tu enfoque. Poco puedo añadir. Ellos impotentes y los sensibles de esta parte, también, aunque de lujo.
ResponderEliminar¿Seremos capaces de no olvidar el fondo de la cuestión en cuanto se olvide la noticia?
Buens noches.