Por si quedaba alguna duda de que piedra y hierro fueran demasiados duros, a alguien se le ocurrió el árbol. No hubiera sido necesario, pero frente a polémicas estériles del momento, se buscó dulcificar con un simbolismo que podría haberse evitado. Pero se añadió. Acaso para que nadie viera un pulso conflictivo entre los materiales y las historias de los hombres. Que nadie olvide que recién acabábamos de salir en este país de la noche de los tiempos. Primero fue un roble, fenecido. A árbol muerto, árbol puesto, aunque sea otra especie. El entorno de la pavimentación, en canto rodado, torna más humano el ámbito. ¿Hay algo más significativo y próximo que los guijarros?
La escultura se erigió en 1982, en homenaje al poeta Jorge Guillén, nacido vallisoletano. Chillida tomó como referencia aquellos versos del poeta en su obra Cántico:
...Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!
...Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!
Va a hacer veintiocho años de la familiaridad de esta escultura moderna en una ciudad de referencias antiguas. ¿Quién iba a decir que los versos de Jorge Guillén iban a consolidarse en el lenguaje paralelo de este monumento?
Pues a mi no me gusta nada de nada.
ResponderEliminarLo siento,pero estas esculturas que acaban oxidadas (por mucho que sea la intención del artista)siempre me han parecido urinarios de canes (ellos deben pensar lo mismo)
Por supuesto que no es obligatorio que guste. Lo que ocurre, Batido, es que son algo más. También las ruinas de Grecia o de Roma fueron para que mearan los perros y cosas peores. La escultura de Chillida no es sólo metal oxidado (el buen metal no tiene por qué oxidarse, al menos, no pronto)
ResponderEliminarPues a mí me parece un rincón encantador de Valladolid. La escultura me gusta y no rompe la armonía del entorno. De lo único que me alegro es de que no la colocasen colgada de los muros de San Pablo, como querían hacer al principio.
ResponderEliminarJesús, gracias por tu opinión. No conocía yo esa información. Viví desde las asociaciones de vecinos el proceso de rehabilitación de la zona de San Pablo y San Gregorio, en los primeros años de los 80, cuando venía por aquí el arquitecto Peña Ganchegui, que fue quien participó en el diseño y pavimentacíón de la calle, y no recuerdo de ninguna proposición de colgar la escultura. Así que no me resulta creíble, ya que salta a la vista que por su volumen es para estar tal cual.
ResponderEliminarA mi me costó un poco hacerme a la idea. No estábamos acostumbrados en este país de lento despertar a los cambios a armonizar lo moderno con lo tradicional. Ciertamente se han hecho barbaridades, pero no es el caso. A mi modo de ver está inmerso e integrado en el conjunto. Aún queda por hacer. Por jemplo, la Plaza de San Pablo debería ser una extensión peatonal de Cadenas de San Gregorio. Hay muchos edificios prestigiosos en la plaza que lo requieren. El mismo Palacio Real, cuando deje de ser del todo de uso militar, tal vez pueda recupearse como lo que fue durante Felipe IV.
En fin, que me gusta que te guste. Por cierto, se admiten propuestas o sugerencias sobre lugares, pasiajes urbanos, edificios, etc. que merecería la pena poner la mirada del Vallisoletano.
Un abrazo.
Se me acaba de ocurrir,que tendrias que ir a la Plaza esa redonda,interior que hay entre la biblioteca de San Nicolas y la Iglesia de las cadenas.
ResponderEliminarNo me hagas mucho caso ,pero creo haber oido que antes era una Plaza de toros.
A mi me parece muy curiosa y bonita
Claro, te debes referir al Viejo Coso, al lado del Palacio de Fabio Nelli, éste ahora Museo Provincial de Arqueología. Esa Plaza cerrada ahora son viviendas. Pero fue Plaza de Toros, desde 1833 hasta casi finales de ese siglo.Y más cosas...Tienes razón, la sacaré a relucir. Afortunadamente salvó el pellejo. Y es una pequeña joya de arquitectura civil que permanece escondida a la mirada del paseante, y no te digo del turista. Aunque a veces ve más éste que el paisano.
ResponderEliminarAh, Batido, nada de redonda. Es octogonal, y por lo que me dices deduzco que no la has visto nunca, ¿es así? Pues vaya, habrá que ir a verla.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsa plaza es mi rincón favorito de Valladolid. Allí además hay una cafetería muy acogedora que se llama "Las Horas Lentas", si no recuerdo mal. También sé que detrás del palacio de Fabio Nelli querían construir una ampliación del museo archeológico que hubiera dejado completamente a oscuras la Plaza del Antiguo Coso, pero las protestas de los vecinos evitó dicha barbaridad.
ResponderEliminar¡Un saludo!
PD: lo de la intención de colgar la escultura de Chillida del muro lateral de San Pablo se lo escuché a una guía turística en plena explicación. No sé cuanto de acertado tiene.
Gracias, Jesús, por la ampliación informativa. El lugar es precioso, en su sencillez. Yo lo conocí en mis tiempos juveniles como cuartelillo de la Guardia Civil. Ya ves, hay usos y usos.
ResponderEliminarUn abrazo.