Ni que decir tiene que el tipo de clientela tradicional fue el personal que trabajaba en los Talleres de la Compañía del Norte, posteriormente renombrados como RENFE. Hoy, su modesta puerta de entrada al local oculta un espacio amplio donde se juega a las cartas acogedoramente y otro más pequeño donde se dan comidas. Los adolescentes solían quedar en su puerta, al menos lo hacían hasta hace poco, las tardes de los fines de semana para tomarse un cachi y comenzar una ruta de disco.
Me sabría mal que algún día se le ocurriera a algún moderno descolgar este cartel del establecimiento para suplantarlo por uno más impersonal. Sería imperdonable. Es una seña de identidad no sólo del bar sino de la zona. Aunque los cambios que se producirán a sus puertas durante los próximos años, con el soterramiento de la circulación de trenes y la reconversión urbanística en superficie debido a los terrenos liberados, será un desafío. Ya digo: no hay sólo letras en el letrero, sino también y sobre todo memoria de un siglo.
diario de un vallisoletano curioso
jueves, 7 de enero de 2010
La centenaria Ferro
Creo que es la única taberna centenaria de Valladolid. Fundada en 1903 todavía se erige en el mismo lugar, la calle Estación esquina a García Valladolid, y casi con el mismo rótulo. He visto una fotografía de hace sesenta años y el tema es análogo, aunque el dibujo varía un poco. No obstante, este cartel tiene pátina. Y el mismo hecho de que no se haya convertido ni en neón ni en plástico le ennoblece. Me gusta además esa tipografía panorámica, que recuerda a aquellas pantallas scope que parecía que renovaban la visión del cine a mediados del siglo pasado. Mantener una locomotora de vapor tipo la Santa Fe junto a las letras le da un aire legendario. La calle Estación tiene una tipología de edificios tradicionales vinculados a los talleres del ferrocarril, ligeramente alterada por algunos edificios de altura desproporcionada, pero muchas de estas casas ya antiguas se han rehabilitado y las de ahora procuran mantener la armonía de alturas y de fachadas en ladrillo o encalados que caracterizó siempre esta arquitectura.
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Grande La Ferroviaria (y no sólo por su tamaño), pero no es la única taberna centenaria. El Bar más antiguo de Valladolid, en teoría, es el Penicilino y seguramente por el centro haya algún otro bar centenario, únicamente hace falta investigar un poco.
ResponderEliminarPD: enhorabuena por el blog, es genial.
En efecto, Jesús, el más antiguo es el Penicilino. Me apetecía sacar ahora la Ferro porque el cartel me atrapaba. Hay un libro precioso, muy documentado en textos y fotografías, "Historia de cien tabernas vallisoletanas", donde habla de ese tejido tabenario, del que quedan algunas reliquias.
ResponderEliminarEspero en próximas ocasiones traer a colación algún otro bar del estilo, pero lo hago en función de mi impulso particular y del significado totalmente subjetivo. Si este blog hubiera sido posible hace cuarenta años aún podría haber fotografiado unas cuantas tabernas (Onsurbe, Casa Alejo, Caracristo, El Soci,y otros lugares no tan antiguos que fueron significativos en diversos ambientes de a ciudad, por ejemplo, ¿quién se acuerda ahora de Las Cuevas de Granada?)
Gracias por tu estímulo y sigue pasando y comentando con total libetad y capacidad crítica. Un abrazo.