Hay salamandras juguetonas que no cesan de subir y bajar por algunas puertas. Les da igual el material del que estén hechas éstas. Ellas se mueven a placer, más con el sol. Las he visto en la calle del Val. Les gusta el lugar. Y a mi me gusta este Valladolid de detalles creativos. Me hace compensar el de la escasa originalidad y el devastado.
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