diario de un vallisoletano curioso
jueves, 28 de enero de 2010
El alma del violín
De ella solo sé que se llama Tatiana. Obviamente es rusa. Se instala en el cruce de la calle Santiago con Zúñiga. El violín es su alma. Detrás, seguro que tendrá otras almas vivas, algunas lejanas. Ofrece también a la venta algunos discos de cosecha y edición propias. No sé más, pero todo sería cuestión de preguntarla. Con quedarse un poco escuchándola ella se conforma y le gratifica. Pone cara sonriente, no sé si por bondad con la gente o con la composición que ejecuta. El que transita por la calle debería detenerse. Desafiar la algarabía febril y estresante del ir de compras. Desonectar dos minutos. Sintonizar con su arte. Apreciarlo. Estimarla. Porque el verdadero alma del violín es la violinista.
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La competencia de Tatiana se situa casi en frente. Me refiero al señor de la guitarra eléctrica que día tras día nos aporrea los tímpanos con la misma melodía. Yo le respeto mucho si, pero ya está bien hombre.Deberíamos regalarle unas partituras con nuevas composiciones.
ResponderEliminarUn saludo Vallisoletano
No recuerdo ahora al de la guitarra, Jesús. Pero hay algunos personajes de esta guisa por otras partes que de músicos nada de nada. Encubren con el supuesto espectáculo su condición de mendicidad, sospecho. En el de la guitara, ni idea.
ResponderEliminarRealmente habría que exigirles que al menos fueran amenos. Yo tampoco soporto la machacanería y el nivel ramplón.
Saludo de domingo noch.