diario de un vallisoletano curioso

sábado, 5 de diciembre de 2009

El rojo emblema del...amor


No, casi me deslizo y nombro la novela de Stephen Crane. Y digo El rojo emblema del valor en lugar de lo que digo. ¿Y por qué no? ¿Amar no conlleva una buena dosis de valor? Amar implica riesgo, dificultades, tenacidad, desánimo, ilusión, avances, retrocesos, alcances, tocar el cielo...alternancia de sentimientos y esfuerzos ilimitados, en fin. Así, hasta la exhaustividad, más o menos decidida por cada cual.

Por otro lado, ¿hubo alguna vez algo más intensamente rojo que el propio corazón? Una musculatura que su propia opacidad carnosa intensifica el color hacia dentro. Magma cálido como ningún otro. ¿Hubo algo más densamente rojo que la sangre, bombeada perpetuamente por el corazón, y que emerge desenfrenada en cuanto se rompe caprichosamente una venilla capilar? Ah, los borbotones rojos de la sangre. Cuánto temor a perder con ellos y con su color hasta el alma. El color rojo es pues, el color de la vida.



Ahí, el desmesurado pintor aficionado, pero entregado, de la pared del aparcamiento de Guardería, entre el Arco de Ladrillo y Avenida de Irún, no ahorra ni el volumen de la forma ni la pintura bermeja. Bueno, sí, hay algunas pequeñas lagunas no cubiertas, algo así como fisuras o zonas no suficientemente reconocidas. O a donde tal vez no ha llegado por error óptico. Como lo que representa, obviamente. Pero la gran masa encarnada domina el territorio. Sabe que el poder de lo rojo está en sus manos y en sus sentimientos. Lo esgrime y lo vindica para la persona a la que se lo ofrece. Entonces vienen los nombres. El ritual. Los personajes de la obra, la confesión pública y los secretos ocultos. El vínculo a tres bandas del símbolo pictográfico, del color y de la palabra sagrada. Nada nuevo. Todo eterno.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho el corazón entre los dos retrovisores.
    ¡Muy chula!

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  2. Gracias. Pero es que los malditos vehículos estaban ahí. Y como no se puede hacer abstracción de ellos hay que incorporarlos a la fotografía. Entonces los retrovisores adquieren junto al corazón otro significado. ¿Los ojos con que se mira la vida, el amor, el destino o el azar? Aplicamos las metáforas para suavizar la dureza del ambiente y proyectar los significados ocultos.

    Me alegro mucho que te guste lo que se encuentra uno y lo plasma. Sinceramente, creo que tú deberías incorporar algo así a tu blog. Tienes mirada e intuición.

    Buen domingo.

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