diario de un vallisoletano curioso

jueves, 24 de diciembre de 2009

Ramo o cuerno de la abundancia

Que la ciudad sorprende a quien busca la sorpresa, no cabe duda. A veces vas por la calle y te asalta una chica de una oenegé para hacerte socio, por ejemplo, o un recogedor de firmas para una causa noble, se supone. Pero eso ya no es nuevo. Lo nuevo es que te fijes de repente en que te ofrecen un ramo de flores desde una puerta con cerca de noventa años, ante la que habrás pasado ¿cientos, miles de veces? Un ramo que podría ser un cornucopio. En ambos objetos hay gratificación, dones y abundancia. Quédate con lo que te guste. Muy propio también para estas fechas que tanta gente celebra como el no va más. Como si lo siguiente, el día a día, te lo concedieran satisfactoriamente por añadidura. Y es que perseguimos la vida como si fuera el cuerno de la abundancia y no hubiera que pagarlo a cuenta. No está mal. Pero la mayoría de las veces nos tenemos que conformar con el ramo. Y ya es bastante.

Este obsequio en forja pertenece a la decoración de la puerta de un edificio interesante de la calle Gamazo. Una de las pocas muestras del llamado movimiento Deco. Merece la pena contemplar la fachada desde la acera opuesta y los cuerpos que constituyen el edificio. Yo no me pude resistir al forjado de la puerta. Los ramos tenían tanta fuerza expresiva que no pasaron desapercibidos. Y motivos análogos, los hay en abundancia en Valladolid. Irán desfilando, sin aire marcial, más bien entrañable, por el blog de este curioso.


















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