Fue un amago muy frío a media mañana. El día había amanecido con cielo metálico. Se veía venir. Las mujeres de edad desplegabas los paraguas. Los chiquitos de la excursión del cole abrían sus bocas a unos copos tímidos. Los vecinos de la zona opinaban sobre la situación de las horas próximas. Los coches, al ralentí. Todos expectantes. La hierba de la Plaza de la Trinidad parecía capitalizar un manto blanco. Pero la nieve no prosperó. Otra vez será.
Eh, Bati. Y de la foto de las señoras en fila india, que iban a comprar pastas a las monjas, ¿no me dices nada? Casi se me escapa la toma. Con lo de la nieve, y a pesar de los bastones, no veas cómo iban de rápido.
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