diario de un vallisoletano curioso

lunes, 28 de diciembre de 2009

La esperanza perdida

Contemplar la vieja estación de La Esperanza adquiere un matiz diferente de hacerlo en verano o en invierno. A pesar de su vacío, en verano la exuberancia del ramaje de los árboles acaricia el andén y nos confieren el sueño de que la estación aún ve llegar y partir los trenes de pasajeros a Ariza. Más de doscientos cincuenta quilómetros de red viaria. En el tiempo en que acabo de hacer las fotografías, la soledad se duplica. Las hojas marchitas de los plátanos imponen una tristeza superior. Al ver el huerto de Pedro, con su higuera pelada en un ángulo, cuando lo he admirado cuidado y fructífero en el verano, se me cayó el ánimo. El abandono siempre es duro. El vacío es demoledor.

Ciento catorce años nos contemplan, aunque de ellos catorce de abandono total. ¿Definitivo? Esta vieja e inteligente línea, que fue creada en 1895 para establecer una comunicación en sentido Oeste/Este, te permitía llegar incluso a Barcelona, uniéndose por tierras aragonesas con otra red. El decaimiento lento, viniendo de muy atrás del transporte ferroviario, tanto de pasajeros como de mercancías, así como la reconversión salvaje de los ferrocarriles dio al traste con esta línea, así como con otras del país.
Lo fascinante del ferrocarril a Ariza es que atravesaba todo el Valle del Duero. Algunos de los trenes paraban en los pueblos, en los que permanecen todavía edificaciones análogas a la Estación de La Esperanza. Pero la historia está ahí. Sugiero consultar la dirección http://esperandoaltren.blogspot.com/2007/02/el-ferrocarril-valladolid-ariza-1-parte_19.html, por ejemplo. Hay informaciones variadas en internet.

¿Posibilidades de reconvertir de alguna manera el trazado? Planes, proyectos y sobre todo sugerencias, como las de la gente que ama el ferrocarril y se agrupa en ASFAVER, hay sobre la mesa de la Junta de Castilla y León, de nuestro Ayuntamiento y de los Ayuntamientos de otros municipios del recorrido. Ya sabemos que no son buenos tiempos para exponer gastos. Mas el criterio con que se utilicen las inversiones, y cómo se liguen al desarrollo de las zonas, deberían tenerse en cuenta. Aunque el recorrido rescatado atañase solamente de Valladolid a Peñafiel, con un sentido de descubrimiento, de excursión y de recreación cultural, ya habría merecido la pena. El Valle del Duero y su próspera industria del vino lo agradecerían, indudablemente. Pero nos satisfaría a todos.

Acaso fuera ésa la salvación de una vieja estación de ferrocarril como La Esperanza, cuyo hercúleo edificio, incluso algunas dependencias de ladrillo y piedra próximas, podrían esperar de verdad un renacer. Al fin y al cabo, la estación se encuentra en zona céntrica, al borde del comienzo de la carretera de Madrid, en las inmediaciones de lo que denominan Ciudad de la Comunicación en ciernes, si el pinchazo inmobiliario lo permite. Un edificio así y su entorno debería imbricarse en cualquier proyecto urbanístico nuevo, y más con la proximidad de la Estación general, a donde llega el presuntuoso AVE.







4 comentarios:

  1. Bonito reportaje y preciosas fotos. Todo lo que rodea a los ferrocarriles tiene un encanto especial.

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  2. Gracias, Jesús Ángel. El tema ferroviario, sobre todo si se trata de inmuebles y trazados de otro tiempo, da para mucho fotográficamente. Aunque no soy entendido, sí soy fervoroso de lo que algunos llaman la magia del tren. Tengo procedencias feroviarias también.

    Un fuerte abrazo.

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  3. Valladolid se ve de otra manera desde tu mirada. Un fuerte abrazo, los mejores deseos y que tus ilusiones sean realidad. Que el nuevo año colme tus esperanzas. Te lo mereces.

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  4. Jó, Fernando, no me cabe duda alguna de que un año más es un año más es un año más...como lo de la rosa. Importante siempre, y más a nuestra edad, contabilizar el suma y sigue, en vez de la resta. Hay tanto que ver, que descubrir, que interpretar y que dejarse tocar en el alma por todo ello que no cabe pensamientos negativo. Sería obsceno no valorar el don y el ejercicio de la vida.

    Un abrazo fraterno y que te cundan a ti también tus ensoñaciones.

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