diario de un vallisoletano curioso

domingo, 14 de marzo de 2010

La entereza de las viejas arquitecturas

Ese mismo edificio del trampantojo tiene otros elementos que se retrotraen a hace setenta u ochenta años. O más. Hoy, catapultados a la ruina, resisten con fiereza. Pero no se puede negar su situación. Miradores ya ruinosos; puertas que no se abren; escaparates cuyos cuarterones los tapan a cal y canto; galerías de trampillas que se levantan dificultosamente; una barandilla extraída de un jardín barroco; una pequeña tienda de comestibles que sobrevive por inercia...Y el ladrillo. El ladrillo dando siempre entidad a la armonía del edificio y entereza a la materialidad de su construcción. Este impresionante caserón que da a las calles San Luis y Asunción, formando chaflán, tiene el encanto de las viejas glorias. Nadie las mira, pero nadie podría vivir sin ellas.

4 comentarios:

  1. Lo que la especulación inmobiliaria tarde en salvar su pinchazo ávido. Gracias, Bati.

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  2. Es un edificio precioso para rehabilitar y dejarlo para viviendas.
    Tendría muchas ideas para ese edificio.
    Saludos

    Anuska

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  3. Toma, y yo, Anuska. Pero ni me lo planteo. Y como ése hay muchos por la ciudad. Pasto de la especulación en cuanto se salve el bache.

    Buena noche.

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