Salir a la calle, al viento, al frío, y encontrarte con la geometría en estado puro y duro. La humedad del río te golpea y acaricia las aristas que se despliegan sobre tu cabeza. Son bóvedas de antes de las bóvedas. Cuando el arco no se había descubierto y tú dibujabas rectilíneamente sobre los cuadernos de la escuela. Sus planos te deslumbran. Los ángulos se han descrito aquí para que acabes de entender la medida de sus grados. Luego vienen las formas en que los conjuntos se constituyen: los trapecios, los cuadrados, los cubos...El hormigón es el rey. Éste es su tiempo. El museo no lo es tanto por dentro como por fuera. El material se impone.
Eres un artista. Si te llegas a dar la vuelta te encuentras con todo un despliegue de pentágonos que generan la pasarela.
ResponderEliminarMuy original como siempre. Buen fin de semana y quedamos a la espera de tus nuevos hallazgos.
Los artistas son los arquitectos, en este caso. Cuando era niño me costaba mucho la geometría, aunque no tanto como la matemática. La geometría era más visual y me caía mejor, se me daba medianamente bien trazarla sobre el papel. Pero he tenido que llegar a este tempo personal para apreciar el valor de los elementos que la conforman. Cuando se ve en su utilidad, a través de edificios, museos, templos, etc., es decir, sobredimensionada, resulta cautivadora. Además en estas imágenes del Museo de la Ciencia aparece desnuda, radical, casi pura.
ResponderEliminarY sí, los pentágonos andan cerca. Estáte a la espera de estos o de otros elementos, si te place.
Un abrazo.