Aunque no disponga de mucha perspectiva para contemplarlo. Si lo miras desde su base tienes la sensación de que es un rayo. Esa angulación taja el aire. Hay que ponerse en la vertical del ángulo apropiado para valorar su volumen y deleitarse con ese esquinazo airoso y extraordinariamente elevado que recuerda una arquitectura avanzada en un tiempo aún gris. Un estilo perdido que habría que rebuscar entre las vanguardias europeas, constructivistas o expresionistas, pero que constituye aquí una excepción. Acaso fuera una cuenta pendiente de su arquitecto, José María Plaja Tobía, que había estado haciendo antes otras cosas más convencionales y nada arriesgadas.
diario de un vallisoletano curioso
lunes, 22 de marzo de 2010
Y la emergencia rotunda
Aunque no disponga de mucha perspectiva para contemplarlo. Si lo miras desde su base tienes la sensación de que es un rayo. Esa angulación taja el aire. Hay que ponerse en la vertical del ángulo apropiado para valorar su volumen y deleitarse con ese esquinazo airoso y extraordinariamente elevado que recuerda una arquitectura avanzada en un tiempo aún gris. Un estilo perdido que habría que rebuscar entre las vanguardias europeas, constructivistas o expresionistas, pero que constituye aquí una excepción. Acaso fuera una cuenta pendiente de su arquitecto, José María Plaja Tobía, que había estado haciendo antes otras cosas más convencionales y nada arriesgadas.
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