diario de un vallisoletano curioso

lunes, 8 de marzo de 2010

Sierra, al quite de la fecha

Cuando veo por la calle un cartel de Manolo Sierra, salto. El tema es secundario, lo cual no quiere decir que no sea importante. Seguro que estando sus formas, sus colores y su caligrafía lo que anuncia el cartel es interesante. La incisiva armonía Sierra. Pero es que me pueden, ya no tanto estética como afectivamente, su estilo inconfundible, su pasión solidaria y su estar siempre ahí. Cuando se le necesita. Toda una vida atendiendo a los utópicos, a los idealistas, a los resistentes. Basta con que le cuentes la historia que quieres que refleje, que él hace el argumento e hila un guión luminoso. Un cartelista de raza. En la fecha presente, una llamada. Un lenguaje, un toque de atención, un reclamo. Aunque se lo haya hecho para un sindicato, el cartel es él. Y ahí va la secuencia. Un cartel para la calle, en tiempos en que se utiliza la calle poco para los viejos acicates.

4 comentarios:

  1. Maravillosa decoración para ciudad!

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  2. El cartelismo se ha perdido en las ciudades. Se ponen carteles, sí, aunque menos. Pero carteles con impacto, con creatividad y donde se vea aún una mano y una mente imaginativa, en lugar de tanto ordenador, se ven muy pocos. Decoración efímera, Provinciana; enseguida llegará cualquier cosa que vende y lo tapará. Destino eterno del cartel, indudablemente. Lo peor es que la gente ya no sepa mirar las paredes.

    Bienvenida a Píllala, y pasa cuando gustes. Si algo no captas, intentaré arrojar luz.

    Un abrazo.

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  3. Me parece una pasada el cártel.
    Saludos

    Anuska

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  4. Pasada ¿en qué sentido? ¿En audacia o en calidad gráfica? Gracias por tu seguimiento Anuska.

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