La geometría no sólo debe trazar los límites del espacio hacia adentro. También tiene que ayudar a expansionar lo exterior. Y viceversa. Las formas geométricas no tienen por qué ser cerradas. Es la apariencia, porque en realidad no lo son. Son sobre todo perfiles. Y los perfiles contextualizan un espacio cerrado si se necesita. No para achicarlo, sino para ampliar su proyección, para sobredimensionarlo. Los perfiles, y sus conjunciones, se hallan en la naturaleza principalmente. Allí existen las formas que luego los humanos trasladan a sus espacios adaptados. La geometría no vuelve opaco ningún volumen. El espacio debe transcurrir entre los volúmenes como el agua por el fondo de los valles o el aire por la superficie de los páramos. Si la arquitectura sabe entender la geometría primigenia que se expande bajo nuestros pies o se despliega ante nuestros ojos estará ejecutando una consecuencia del orden natural. La arquitectura geométrica no esclaviza el espacio. Más bien lo libera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario