diario de un vallisoletano curioso

lunes, 15 de marzo de 2010

La soledad del corredor de fondo


No es la primera vez que me encuentro lo inusual, que tampoco quiere decir lo extraordinario, por los bancos de Valladolid. Ropa tendida a secar, calzado, algún sombrero, abrigos que huyeron de un armario o de un cuerpo cuyo fervor etílico lo encontraba excesivamente sobrante...Ahora me topo con una especie de bugs bunny abandonado a un lunes al sol. No, no había niño alguno por los alrededores. Simplemente, que el conejo de la suerte acaso decidiera detener su carrera para descansar un poco. Y que el banco que hay en la calle Labradores delante del túnel de Las Delicias le pareciese un lugar idóneo para reposar calentito. O se trata de una cita a ciegas. O contiene en su interior un mensaje críptico que está esperando ser recogido. Lo bueno de un objeto abandonado es que te da en especular. No sólo cómo ha llegado allí, sino por qué lo han dejado allí. Todos los comportamientos tienen una explicación. Aunque no todos obedezcan a razones especialmente excepcionales. A veces se trata de un ejercicio de desprendimiento, sin más; otras, un descuido. ¿Lo más probable? Que algún adulto decidió arrojarlo al contenedor de basura pero tenía reparos. Le parecía demasiado icono el conejo de la suerte. O veía en él todavía cálidos afectos infantiles. Y probó a depositarlo en el banco para que pasara a mejor vida. Unos veinte minutos después hice el recorrido de vuelta y volví a pasar por el mismo lugar. Bugs Bunny había emprendido la carrera de nuevo. Atrápalo, si te atreves.

2 comentarios:

  1. Le apetecería tomar el sol....

    Anuska

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  2. Puede, pero alguien se apresuró a ponerlo de nuevo a la sombra. Me encanta encontrar estos pequeños detalles de objetos semiabandonados. Nunca se sabe qué hay en el sentido de desproveerse de ellos o de juego para ver reacciones de la gente.

    Gracias por pasarte, Anuska.

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