Estos estucos de una casa de la calle Platerías no tienen pérdida. La forja de la barandilla de la escalera, tampoco. El dragón que vertebra el comienzo de la escalera es una maravilla. El aire modernista de la puerta interior sorprende. Y hay más detalles. Es un ejemplo de ese Valladolid oculto que, por cierto, no se halla en buen estado del todo y debería recuperarse. De momento, los portales no entran en las rutas turísticas, pero ¿por qué no incluirlos? Hay unos cuantos y a los primeros que habría que mostrárselos es a los propios indígenas. Yo lo cuento aquí como incentivo.
diario de un vallisoletano curioso
sábado, 27 de febrero de 2010
A socaire de la lluvia
Estos estucos de una casa de la calle Platerías no tienen pérdida. La forja de la barandilla de la escalera, tampoco. El dragón que vertebra el comienzo de la escalera es una maravilla. El aire modernista de la puerta interior sorprende. Y hay más detalles. Es un ejemplo de ese Valladolid oculto que, por cierto, no se halla en buen estado del todo y debería recuperarse. De momento, los portales no entran en las rutas turísticas, pero ¿por qué no incluirlos? Hay unos cuantos y a los primeros que habría que mostrárselos es a los propios indígenas. Yo lo cuento aquí como incentivo.
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