Me ha emocionado encontrar este ventanal del Colegio García Quintana, en la calle Teresa Gil. Una labor realizada entre los chicos (supongo que maestros detrás) y que se exhibe hacia la calle, al transeúnte.
Miguel Hernández que, probablemente había hablado con las plantas y con los animales antes de dirigirse abiertamente a los hombres, sabía manejar como nadie las imágenes de la naturaleza. Por eso mismo se sentía más seguro de lo que tocaba, más fuerte, más sensible, más comprensivo y más tolerante. Está bien que en el centenario de su nacimiento, los niños de las escuelas españolas lo revitalicen leyéndolo y sabiendo de su vida (y de su muerte) Tal vez muchos padres se estén enterando de las letras de Miguel Hernández por los chicos que han realizado este trabajo. Enhorabuena a los chavales por su empeño en conocer a un poeta y revitalizarlo a través de sus palabras. Y de paso por enseñar a sus padres.
Por cierto, ¿se pararán los transeúntes a contemplar este panel didáctico de los alumnos del García Quintana? Yo lo he hecho. ¿Y tú?
EL SOL, LA ROSA Y EL NIÑO
El sol, la rosa y el niño
flores de un día nacieron.
Los de cada día son
soles, flores, niños nuevos.
Mañana no seré yo:
otro será el verdadero.
Y no seré más allá
de quien quiera su recuerdo.
Flor de un día es lo más grande
al pie de lo más pequeño.
Flor de la luz el relámpago,
y flor del instante el tiempo.
Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.
Un aplauso a chavales y profesores por esta feliz idea de sacar la poesía de Miguel Hernández a la calle. Y otro a ti, curioso, por mirar por las ventanas. Estupendo homenaje al poeta.
ResponderEliminarEsto es ciudad también, Anónimo. Y me gusta ser receptivo a manifestacioens de este carácter. Gracias por valorarlo.
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