Que la ciudad sigue siendo una caja china de la que salen otras cajas no me cabe duda. Cuando menos te lo esperas uno descubre aquello que o bien no sabía que existiera o bien que ya hubiera olvidado. De mis tiempos de facultad, ya lejanos, no recordaba esta casita. Y tengo dudas. ¿Se trata de un residuo secular, exhibiendo una flamante arquitectura castellana? ¿Es un edificio levantado en tiempos más recientes, emulando un caserón antiguo? ¿Se trataba de la vivienda de los guardeses de la Universidad?
Ahí está. rompedora. Como una isla en medio de un océano feísta de edificios levantados por la zona de López Gómez y Universidad desde la década de los 60. Escondida, eso sí en el recinto de lo que ahora ha quedado como Facultad de Derecho, por la parte de la calle Doncellas. Un gusto admirar su estructura, los materiales, la disposición de los elementos de las fachadas. Surgen las preguntas, naturalmente. ¿Por qué tener cerrado un edificio que podría cumplir un uso? ¿Por qué tener secuestrado un caserón que merecería la pena ser visto desde el exterior? Preguntas tontas en tiempos de recortes económicos y de desprecio de criterios. Al menos, que siga preservándose.