diario de un vallisoletano curioso

jueves, 8 de diciembre de 2011

El Arco de Ladrillo, ¿selvático o enjaulado?


Mi recuerdo de infancia cuando salía de Valladolid en dirección sur era estar pendiente de pasar bajo el arco de ladrillo. El Arco, mejor dicho. Seña de identidad como pocas para los vallisoletanos y sin embargo hoy casi olvidado. Naufraga entre esa ímpresión de restos selváticos (jungla urbana, suavizada por los árboles que aún sobreviven a sus pies) y enjaulamiento, catenaria y postes de por medio. No traigo aquí la verdadera losa del Arco: el paso elevado para el tráfico que creció a su lado allá por los sesenta del siglo veinte, cuyo estado de conservación es mucho más dudoso desde su estructura de hormigón que el Arco de Ladrillo desde su alma pura de ladrillo.

Arco de Ladrillo. Puede que los viajeros de hoy ni se enteren, y menos con el AVE, de su existencia. Y menos de que se trata de un monumento. Pero él mismo, conserva en su rostro interior la memoria de las locomotoras de vapor y suma ademá el vértigo de nuestro tiempo. Invito a los paseantes a que dediquen una parada y un punto de reflexión sobre el tránsito del tiempo. Y sus huellas. El mejor homenaje.









4 comentarios:

  1. Bonita evocación, no solo de un monumento, sino también de un entorno enclaustrado y olvidado en beneficio de un salto urbanístico cada vez más improbable.

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  2. Tal como van (o no van) las cosas, me temo que el arco y su enclaustramiento van a estar ahí per sécula etc. Y las autoridades locales, para variar, solo han estado a remolque de los acontecimientos y guiados por los cantos de sirena. El salto urbanístico está muerto. Como mucho, algunos parches.

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  3. Hace tiempo dijeron que iban a arreglar toda esa zona y tal con el soterramiento de la vía y bla, bla, bla... y se dijo también que iban a darle la importancia que se merecía pero esas palabras y folletos se los debió de llevar el viento porque no se ha visto nada de nada y es una pena.

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  4. Hola, Pati, cuanto tiempo. Lo del soterramiento es una operación que, con la caída del tinglado inmobiliario, va para largo, si es que va. Ya sabes que en esta ciudad, desgraciadamente, primero se hace la propaganda a bombo y platillo (y considerable gasto publicitario) y después ya se verá.

    Algunos hemos estado siempre contra los proyectos con dudosa base y sin claridad. Las vacas gordas pasaron, pero incluso con ellas no está claro que hubiera cundido la obra del Ensanche de los terrenos de los talleres del ferrocarril.

    Ya ves, el arco envejece, pero francamente creo que perecerá antes el escalextric de hormigón -que tiene sus buenas hendiduras- que el arte del ladrillo.

    Gracia spor pasarte.

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