Cuentan que el Cielo era el gran armario donde las almas de las perchas padecían la Eternidad. Hasta que un día las almas, cansadas de vivir disociadas de sus perchas, aprovechando un descuido de los vigilantes de la Eternidad, se rebelaron. Abrieron una rendija por el punto más débil del Paraíso por la que salieron en tropel en busca de las perchas a las que habían estado vinculadas en este mundo. En aquella búsqueda ansiosa resultaba difícil hallar el gancho correspondiente de la anterior existencia. Así que en la precipitación y el zafarrancho todas cayeron como un diluvio sobre el territorio de los seres sin perchas. En el gracioso y caótico acoplamiento formaron una extraña pero novedosa conjunción cuya extensión aproximaba los confines del Cielo con los de la Tierra. No teniendo espacio suficiente para quedar depositadas en ésta, decidieron flotar en un punto intermedio entre el planeta que habitaron y el cielo al que renunciaron. Según la distancia desde la que se las observe, unos las confunden con una galaxia, otras con una aurora boreal, y los más las viven como una llovizna que no cesa sobre sus cabezas.
(Móvil de Man Ray en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión)
(Móvil de Man Ray en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión)
Me gustan muchísimo las tres primeras fotos.
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Anuska
Son seriadas por capricho del fotógrafo. Falta la última, en que éste perece aplastado por una oleada letal de perchas. (Inspirada en Hitchkock. Los pájaros, ja)
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