diario de un vallisoletano curioso
lunes, 31 de mayo de 2010
Los jardines salvajes (y espontáneos)
domingo, 30 de mayo de 2010
El viajero que te ganó la mano (o el vuelo)
Subir a la cascada del Campo Grande en un día cualquiera. Cuando intuyes que no hay gente. Buscar la soledad del momento. Respirar en la cumbre. Asombrarte al comprobar que alguien se te ha adelantado. Que su vuelo ha sido más ágil y madrugador que el tuyo. Tener la sensación de que te encuentras ante el Ave del Paraíso en su trono. Reverenciarla. Sentirte humilde porque ella lo está viendo todo con más intensidad que tú. Compartir el territorio. Saber ambos que sois ajenos pero que os sentís a su vez próximos. Sorprenderte de la floresta que crece y supera la altura donde estáis. Contemplar las formas orientales de los campanarios de los Filipinos. Algo huele a los templos de Viet Nam o de Camboya coronando lo rectilíneo del neoclasicismo. Dejarte sorprender con lo aparentemente pequeño. Disfrutar el instante. Sentirte paseante en esencia. Rendido a la improvisación. Observando sin prisa. Poseyendo con la mirada sin apropiarte de los objetos. Allí volverá el pavo real. Es uno de sus dominios.sábado, 29 de mayo de 2010
Los acogedores y domésticos payasos
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¿El automóvil volador?
Parecía un coche aerodinámico, de última hornada, con el fondo del Ayuntamiento presto a ser sobrevolado. La troupe estaba de par de mañana tan de preparativos en la Plaza Mayor que no me quedé ni con el nombre del grupo. Pero afanosos se les veía un rato. Cada uno a la suyo y lo propio para los demás. O mejor dicho, para el resultado de lo pretendido. Lo que me gusta de verlos así es que todos son una tropa colectiva, imbricada. Nadie resalta por encima de nadie. O eso me parece. Y ahí, el enigma. ¿Son unos los técnicos y otros los artistas? ¿O los de las bambalinas son también los artistas? ¿Son más artífices los que manejan los cables y las estructuras que los que dan la cara al público? ¿Son una fusión unos de otros? ¿Es un reparto de tareas o una alternancia de las mismas? ¿Son las tripas del espectáculo o parte del alma? Por eso me gusta ir a verlos antes de la muestra. Me intriga siempre lo que hay detrás. Y quedarme con el misterio.
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viernes, 28 de mayo de 2010
LMNO in fraganti (ensayos)
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jueves, 27 de mayo de 2010
Eduardo Fraile cabalga de nuevo
SUBO A ELLOS para escuchar unos ojos.
Ciego soy;
Tropiezo, estoy cayendo.
Me estremezco. Pero me gusta estremecerme en mi soledad de lector. Compruebo que Eduardo sigue sacando 333 ejemplares, numerado a mano cada uno. Eduardo, ¿sabes que lo que más ilusión me hace es ver dibujada a mano la cifra (número 55, número 56…) a la vuelta de una de las primeras páginas, las que presentan la obra? Parece mentira que uno dedique tanto tiempo a contemplar el número. ¿O es que mis ojos, cuya mirada también oye, los leen como parte de esa obra poética?
miércoles, 26 de mayo de 2010
Man Ray es mucho Man Ray
Hay puristas en todas las formas de expresión. Tenéis fotógrafos que mantienen que su procedimiento no tiene nada que ver con la pintura; pintores que imitan mal la fotografía, aunque en el último siglo un amplio grupo de predecesores ya habían encontrado en ella una veta de inspiración y la habían utilizado. Hay arquitectos que pretenden que su obra se baste a sí misma y rechazan colgar un cuadro en sus paredes. En el mismo espíritu, cuando apareció el automóvil, hubo quienes seguían viendo en el caballo la forma perfecta de la locomoción. Todas estas actitudes son recelosas a que una cosa tome el lugar de otra. No hay nada de eso. Solamente hemos extendido nuestro dominio y nuestro vocabulario. No veo ningún intento de suprimir el automóvil a causa del avión.
He tenido mucha suerte al comenzar mi carrera como pintor. Cuando me encontré por primera vez ante una cámara fotográfica, me sentí muy turbado y, por ello, decidí estudiarla. Pero he conservado mi visión de pintor, hasta tal extremo, que me han acusado de hacer fotografías semejantes a cuadros. Yo no lo he dado importancia, ocurre así simplemente a causa de mi formación y de mis antecedentes. ¡Muchos años atrás había concebido ya la idea de hacer un cuadro semejante a una fotografía! Había una buena razón para ello: deseaba desviar la atención de la habilidad de pintar, a fin de que la idea esencial de mi trabajo resurgiera con plenitud. Bien entendido siempre hay quienes miran a los demás con lupa y buscan distinguir el “cómo” en lugar de hacer trabajar su cerebro para llegar a comprender el “por qué”.
En otra ocasión se publicó un libro que presentaba veinte fotografías el mismo modelo, realizadas por veinte fotógrafos distintos. Eran tan diferentes como veinte cuadros del mismo tema. Esto demuestra, de una vez por todas, la flexibilidad de la cámara fotográfica y su valor como instrumento de expresión. Hay un gran número de cuadros y de edificios que no son obras de arte. Es el hombre quien maneja el instrumento del que procede el carácter artístico de la obra. La naturaleza no crea obras de arte. Somos nosotros, gracias a nuestra facultad de interpretación propia del espíritu humano, los que vemos el arte.
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