diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una de ternura


Después de algo tan pesado y duro como el hierro, bien vale una materia más tierna. Puede ser una confesión, y acaso una promesa. O tratarse simplemente de una seducción, tal vez de un cortejo. ¿Y por qué no creer que es un hecho? ¿Cómo se mide la intensidad de lo que afirma? ¿Es algo solo propio de la juventud para la cual lo que siente es ante y sobre todo lo que existe, lo que tiene mayor valor? ¿O tiene lugar en cualquier etapa de la vida?

Muchos que presumen de curtidos y experimentados podrán opinar que son únicamente palabras. Y las palabras están ahí. Para confirmar, consagrar o simplemente expresar lo elemental de un sentimiento. Pero los escépticos, por no decir los renegados, preferirían que las palabras fueran vacías. ¿Se tragan toda la publicidad del mundo y no pueden aceptar la sencillez de una expresión desatada y loca? Tiempo habrá para que los jóvenes amantes sedimenten su pasión. Ahora, déjenla estar. Déjeles que se vuelquen en ella.

¿Por qué suelen elegirse lugares ocultos para este tipo de concesiones verbales? En un rincón de la ribera del Pisuerga, bajo la pasarela a Parquesol, como si les diera vergüenza. Con razón muchos escritores hablan de la infraciudad, de esas manifestaciones que no están a los ojos de los paseante ni de los bienpensantes. Pero que están cargadas de vida.

4 comentarios:

  1. Hola!
    Me ha encantado tu blog, asíq ue me pasaré más por aquí.
    Soy una madrileña con novio en Valladolid que se pasa la vida entre estas dos maravillosas ciudades y me encanta encontrar blogs como éste que me enseñan los secretos de una ciudad maravillosa como es Pucela.
    Un beso!

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  2. ¿Donde es exactamente?
    Esta foto tengo que tenerla

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  3. Gracias por pasarte, Pati, espero que mantengas tu cuelgue con nuestra ciudad. Desde este blog se hace lo que se puede para ofrecer una visión menos convencional de Valladolid. Vuelve cuando quieras.

    Un abrazo.

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  4. Bati. En un muro blanco que hay junto al Bar Trébol, a la vera de la pasarela. Hay que bajar las escaleras a la izquierda de la pasarela y un poco antes de donde comienza el muro de la Hípica (donde hay otras pintadas, de las que hace unos días colgué una) Justo al borde los pilares de la pasarela. Seguro que has pasado por ahí, pero no es tan visible como otras.

    Avanti.

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