diario de un vallisoletano curioso

sábado, 13 de febrero de 2010

Las pintadas acusan


En las pintadas de los muros hay expresiones de calado. Incluso los grafitis salvajes tienen su limitado sentido, aunque resulten tan simplones que yo que los que nos machacan los portales claudicaría y me pondría a aprender algo plásticamente más interesante. Menos mal que están las que despliegan figuras, colores, volúmenes, imaginación e incluso crítica ácida, porque generan expresión de esa parte del alma urbana que de otro modo no quedaría reflejada. Las hay de difícil interpretación, las del sólo para iniciados. Las hay aquéllas cuyas pocas palabras bastan y que las entienden hasta los muertos. Apenas una frase acusadora, pero la palabra justa. Las hay que buscan cualquier espacio a mano y las que se refugian en calles de acceso menor. Y están las que habitan las tapias de las vías del tren, acaso porque la superficie de los muros permiten llegar con ellas de aquí a Madrid, si se quiere. Lo que más me gusta de las pintadas: que no las busco, que aparecen a la vuelta de cualquier esquina. Más: paso delante de ellas un montón de veces y no caigo, hasta que un día...

2 comentarios:

  1. Yo estoy de acuerdo con el de la frase. Un verdadero delito ser pobre. Ser rico ¿qué será entonces? ¿Un mundo de ánegeles y arcangeles? Terrible, y así va el mundo.

    Elvira

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  2. Gracias, Elvira, y es que hay frases que son axiomas.

    Saludos.

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