Al colgar ayer el post con la escultura de acero pensé que no podía ignorar la esculturas de la vida. Los árboles. La verdad es que me sacas de los plátanos, los pinos y los cedros, y del resto no sé nada. Pero su imagen habla por sí sola. Naturalmente, los árboles en invierno no visten como en el solsticio, pero eso no oculta su propia existencia ni su fortaleza. Además, no todos son de hoja caduca, como se puede ver, con lo cual el contraste asombra y enfatiza la gratitud del entorno.
diario de un vallisoletano curioso
miércoles, 10 de febrero de 2010
Los árboles de Santa Cruz
La Plaza de Santa Cruz es un rectángulo entrañable. Ya no se trata de la Historia. Sino del tránsito peatonal (estudiantes sobre todo) y del espacio grato que siempre ha sido. De no haberse incorporado hace cuarenta años a la plaza ciertos edificios de varias plantas la plaza tendría un empaque más armónico. Y no obstante, la amplitud de la misma, su zona ajardinada, la entidad del mismo Palacio y los colegios que mantienen una fisonomía acorde consiguen imponerse a la barbarie de las alturas. La Plaza sigue siendo una Plaza hermosa.
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Qué bonito trabajo sobre una plaza que para muchos representa nuestros años de facultad.
ResponderEliminarBien es cierto que en esa época el Palacio estaba hecho unos zorros y los árboles ya existían pero el resto era tierra de jugar a la tanga.
No es de buen estilo dar coba, pero tanto el post de hoy como el de otros muchos días tiene unas fotos insuperables.
Bien, coño, bien.
Miguel
Gracias, Miguel, por tu valoración. En efecto, yo soy de esos para quienes la asistencia cotidiana a la facultad estaba jalonada por el paso de esta Plaza. Y anteriormente, por las sesiones de los domingos en los Luises y Kostkas y en el San José, donde podía acceder cualquiera. En fin, que es una plaza y, en general, una zona entrañable de mi infancia y juventud.
ResponderEliminarEs curioso, pero la sensación que uno tiene al pasar por aquí es enormemente familiar. El cambio fisonómico no ha sido tanto y casi adviertes más el cambio de los tiempos por las nuevas generaciones de colegiales adolescentes y estudiantes que por otra cosa.
Además, el Colegio de Santa Cruz lo valoro ahora más. No sé si porque ahora hay unos museos en su interior de bastante buen nivel y eso permite mantener su uso, o porque desaparecieron aquellos "oscuros" negociados de las facultades por donde transitábamos en masa los estudiantes, sobre todo en épocas de maticulación.
El Palacio, aunque tardíamente, va recuperándose de las enfermedades del tiempo. Sin ir más lejos, el esbelto patio se está rehabilitando etos días. Pero hablar del palacio y de su biblioteca histórica impresionante es harina para otra hornada de posts.
Muchas gracias.
Y como apuntas en tu comentario, el cambio fisionómico no ha sido excesivo. Y eso se agradece. Para mí esta plaza sigue siendo casi la misma que hace treinta y pico años cuando de niño jugaba en ella.
ResponderEliminarNo aguanto esos cambios tan bruscos que se les da a algunos espacios de la ciudad (la mayor parte de las veces para peor) haciendo que dejen de ser lo que eran y pierdan lo que de entrañable tenían.
Un saludo.
Pues menos mal que no jugaste en el Rosarillo, por ejemplo,allá por los sesenta, porque ahora te tirarías de los pelos.
ResponderEliminarComparto tus inquietudes, sobre todo si esos cambios se dan en zonas históricas con personalidad muy definida. Por el contrario, hay zonas donde podría venir bien ampliar el espacio e incluso cambiar de uso para jardines, algo más descongestionado, para que no sean todo edificios, y no hay manera. Los constructores y los munícipes tienen pánico al vacío. Mejor dicho, a perder solares para su rentabilidad.
Saludo cordial, Adanero.
Por fotos antiguas conozco como era antes la Plaza del Rosarillo. Y eso. Que no me apetece quedarme calvo.
ResponderEliminarEsa es la idea. Mantener y mejorar las zonas históricas que guarden cierto carácter y remodelar las que con el paso del tiempo se han convertido en un pastiche urbanístico poco digerible. A veces cuando paseo por la ciudad me dan ganas de ponerme en plan alcalde y soltar "Eso me lo derriban. Aquello me lo arreglan la fachada. Aquí un parque. Eso de allá lo quiero como estaba antes..." Que sí, que lo mismo es ponerse en plan Chávez (cosa poco recomendable) pero es que uno ve unas cosas...
Un día de estos ya te digo media docena de sitios en los que urgiría ponerse a ello.
Un saludo.