diario de un vallisoletano curioso

viernes, 5 de febrero de 2010

La vida es un microrrelato, ¿verdad, Clara?

O miles de microrrelatos que pueden darse en un lugar, en una tribu o en un solo individuo. Eso diría Clara Obligado, o me imagino que diría. Ella que vino poniéndose a salvo de la Argentina de los milicos. Si ya una vida más o menos estable o confortable da para relatos y hazañas varias, aunque bastante análogas, imagino lo que tiene dar cualquier eventualidad que modifique un modo de vida anterior. Y más si acontece con la urgencia y la gravedad de proteger la vida propia.

A Clara Obligado la conozco por casualidad en la librería Rayuela. Me la presenta Charo, que está que bulle de actividad y relaciones públicas. No en vano tiene por la tarde la presentación del libro de relatos menudos titulado Sea breve por favor, que correrá a cargo de Clara y el editor de Páginas de espuma Juan Casamayor, ambos recopiladores de los numerosos textos y autores que contiene el libro. Porque este género literario, tal vez no tan nuevo, pero sí más frecuentado, tiene bastante aceptación. Me cuenta Clara que cae muy bien entre la gente joven. ¿Es por su brevedad o por su capacidad de síntesis? No hemos tenido tiempo de hablar prolijamente sobre ello. Pero se agradece que la gente, más las nuevas generaciones, se cuelguen de lecturas que les diga algo. Si a ello se le suma la proliferación de blogs y transmisión oral, el interés por leer y revisar lo que se quiere decir, puede ir abriendo nuevas sendas en la relación texto y lector.


No soy un entusiasta exagerado de los microrrelatos, simplemente porque me ponen nervioso. Algo muy subjetivo, disculpen, pero no aguanto mucho los combates de boxeo literario que te obliga a leer muchos textos diferentes. Y que a veces te parecen de pesos pluma, pero que igual son de pesos pesados. Y estos son los más inquietantes: que ese relato brevísimo te deja como pidiendo más cuando se acaba. Eso no quita que admire o reconozca el valor de una narración muy breve, mucho más breve que el cuento, y que se ve obligada a hacer piruetas y fantasías de argumento y de sintaxis para que en pocas líneas quede expuesta una historia.

¿Encierra el microrrelato una historia completa en sí misma? ¿Es una pincelada que se enciende y apaga y que ilumina el cuarto de las letras en su breve interrupción? ¿Es el boceto que deja abierto otro boceto y éste otro y así...? ¿Son argumentos sesudos, a pesar de su cortedad, o son fruslerías? ¿Son laboratorios de exploración literaria? ¿Son escrituras perezosas? ¿Se trata de ejercicios de estilo, y ya sabemos de lo que Queneau era capaz, por ejemplo? Preguntas de un aficionado a una escritora como Clara Obligado que habrán quedado en el aire. Pero si el viento las recoge y se las traslada y se puede saber de qué manera le llegan a ella, ¿no estaremos fundamentando ya uno de esos cuentículos como los que ella recopila?

6 comentarios:

  1. Os puedo contar que la presentación fue muy
    original y divertida, escuchar a Clara es toda una delicia de exquisitez y sabiduría y algo inusual, el público asistente participó leyendo textos del libro a los que Clara contestaba con otro de los relatos. Es una experiencia que tenemos que repetir.

    Charo Rayuela

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  2. Joaquín, me has sacado hasta guapa... Muchas gracias por tu calidez, seguiremos en contacto. La pesentación de ayer fue perfecta,sólo faltabas tú. Un abrazo, amigo, y hasta otra, Clara Obligado

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  3. Muchas gracias Joaquín por todo! Abrazos, Juan Casamayor

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  4. Charo. Lamento habérmela perdido, causas mayores. Habrá que repetir lecturas, haya o no autores. ¿Qué te parece?

    Un beso.

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  5. Clara, te inspiraste tú misma para salir tan guapa. Y te dejaste llevar.

    Me gusta que todo fuera bien. Hablaremos.

    Un abrazo.

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  6. Juan. Siento no haberte conocido, pero agradezco tu estima.

    Un abrazo y ánimo con los proyectos editoriales.

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