diario de un vallisoletano curioso

viernes, 1 de junio de 2012

Clamar y reclamar




Las intervenciones anónimas o no anónimas no paran. Las paredes de la ciudad se expresan. La imagen del niño está a ras del suelo en una calle céntrica. El cartel made in Sierra lo vemos estos días por doquier. Unas imágenes claman y otras reclaman. Vida urbana. Espacio para todos.




jueves, 31 de mayo de 2012

La Estación echa una mano



La ruta de monumentos vivos de Valladolid continua. Porque ¿qué serían de nuestras edificaciones civiles y religiosas sin un punto de sal y sandunga? Visto cómo está el panorama social, y puesto que no pasa un día en que no haya protesta y causa razonada para protestar, creo que los monumentos de la ciudad cobran otra perspectiva. Uno quisiera que no; y que viviésemos, como suele decirse, en el mejor de los mundos. Pero lo que se creyó ingenuamente casi el mejor de los mundos y una de las primeras potencias, resultó ser de trampa y cartón. Con mucha corrupción y poca solidez honrada en los negocios. Los afectados por la caída en picado de la economía y por la aplicación de medidas duras en las empresas protagonizan la ciudad y se hermanan con los monumentos. ¿O es también a la inversa? La bendita estación de ferrocarril, largamente centenaria, echa una mano a los obreros de Albitren y presta solidariamente sus rejas y el parquecillo de entrada para las reclamaciones. Esto fue ayer, pero que quede constancia. 




miércoles, 30 de mayo de 2012

Plaza de los urinarios



Viva la estética municipal. Urinarios en la Plaza de la Rinconada (¿cambiará su nombre a raíz de esta última ocurrencia?) pegados al conjunto escultórico de los Colosos. El que sean provisionales esas casetas (supongo) no justifica la chapucería. ¿No había un sitio más adecuado? Qué mal acostumbrados están a hacer de su capa un sayo. 




martes, 29 de mayo de 2012

Los bancos de los parques hablan






Pintada en un banco corrido a la orilla del Pisuerga. ¿Será exponente de la situación actual de la juventud? Nada que añadir. Habla por sí sola.


domingo, 27 de mayo de 2012

La Escuela Municipal de Música, ¿sentenciada?



A las puertas de donde vive el alcalde León de la Riva tuvo lugar ayer sábado el final de una manifestación de gente que se opone al desmantelamiento de la Escuela Municipal de Música de Valladolid. Alejandro López Alberdi ha tomado la iniciativa de la denuncia pública y la recogida de firmas y dice lo siguiente:  

"El primer edil vallisoletano, Francisco Javier León de la Riva, pretende desmantelar la actual escuela municipal de música de Valladolid, para convertirla en poco más que una academia de estudios de introducción al conservatorio con profesores sin titulación profesional. Actualmente la escuela presenta una oportunidad para todas aquellas personas amantes de la música que, por tiempo o por cualquier otra circunstancia, no desean acceder al conservatorio, y disfrutar de su pasión rodeada de gente de intereses similares. De seguir adelante su propuesta, dejará en la calle a más de una treintena de apasionados profesores, y más de 600 alumnos.

Sus argumentos son que los cursos superiores representan una ruina municipal. Desde mi punto de vista, invertir en cultura bajo ninguna circunstancia puede suponer una ruina, si no una inversión de futuro en gente apasionada por la música. Además, los gastos de la escuela municipal de música son subvencionados en aproximadamente un 50% por parte del alumnado, un alumnado, además, que año tras año intenta acceder a la misma, y más de un 75% de las matrículas son desechadas por falta de profesorado e instalaciones. En tiempos de crisis, es necesario ajustar los presupuestos, pero un recorte de este tipo en la cultura de la ciudad no me parece tolerable, basado en datos que no son ciertos, cuando se podría enfocar de un modo que representara incluso un beneficio a la alcaldía."


Mala cosa es atacar uno de los pilares fundamentales de la cultura. Así no se va a ningún sitio. No nos extrañemos luego que el plano de cultura musical sea tan bajo. Y que la ciudad no refleje precisamente un nivel popular conocedor de música como tienen en tantas ciudades españolas. No es de extrañar luego cosas como que las peñas de fiestas vallisoletanas, salvo alguna honrosa excepción, apenas dispongan de charangas o sepan tocar más allá del silbato. Y es que al gobierno municipal actual le importa un pito la promoción musical, obviamente. Así no se hace ciudad de verdad. Lo que se siembra se recoge.  













sábado, 26 de mayo de 2012

La abducción de Albert Vidal


Extraño encuentro callejero. Una masa lenta, adusta y silenciosa avanza por las calles del centro histórico. Diríanse zombies, diríanse abducidos, extraños seres que solo sus vestiduras y aderezos hablan de que pertenecen a nuestro entorno. El cortejo va flanqueado por hombres y mujeres jóvenes haciendo sonar tambores de manera acompasada. Pura percusión, un ritmo medido, dirigido por alguien que desde el golpeteo de su caja china ordena un cambio de regularidad y algo más. Una parada. La gente que va en esta procesión se detiene, se gira, elige a otro donde fijar su mirada. El tiempo de permanecer así es corto, pero intenso. Quienes se han emparejado visualmente por unos instantes apenas pestañea. Se penetra con la mirada, se sostiene, se echa un pulso, se interroga. Un enigma qué pensará cada cual. De nuevo se reordena el sonido y la marcha. Un personaje dirige discretamente, o mejor, controla prudentemente y a distancia el orden del paseo silencioso. Albert Vidal, envuelto en su gabardina blanca y en su habla acogedora.  

La marcha concluye en una segunda parte, dentro del Patio Herreriano, donde Albert Vidal realiza una serie de invocaciones telúricas. Donde la gente cierra los ojos, realiza ejercicios de respiración, se abandona, exclama. A mí me gustó más el recorrido callejero. El ejercicio esotérico del Patio Herreriano no superaba la fuerza de la gente mirándose a los ojos. Una experiencia este perfomance que ha merecido la pena, como parte de la semana de Teatro de Calle.  




















jueves, 24 de mayo de 2012

La simbiosis del hombre


¿Es el niño que ha crecido y toma la máquina? ¿Es la máquina y el hombre en simbiosis, como metáfora del trabajo y de la vida? ¿Es un regate, un guiño, una audacia? Y sin embargo lo que realiza Philippe Priaso es danza. El escenario es la excavadora, pero ésta como todo escenario se rinde al hombre que acelera con su baile y sus piruetas increíbles la propia fuerza de la bestia. La máquina como partenaire y como el otro cuerpo del hombre. El bailarín-gimnasta-saltimbanqui-pegaso muere y renace, vuela y se desploma, se deja conducir por la música de fondo y toma el ritmo ágil de la potencia de Fausto.

Con una coreografía de Dominique Boivin, el espectáculo titulado Transports Exceptionnelshttp://www.ciebeaugeste.com/fr/spectacles.php?id=4 ) es parte de la compañía de teatro francesa llamada Beau Geste ( http://www.ciebeaugeste.com/ ) Repite dos días más. Es inenarrable.












miércoles, 23 de mayo de 2012

Y hoy...el Hombre Verde




Lo bueno del Teatro de Calle no es que vayas a buscarlo sino que salga a tu encuentro. Adrian Schvarzstein, alias Greenman, el Hombre verde, andaba por el corro de Santiago, Doctrinos, María de Molina, Plaza Mayor. Bien desplazándose en su veloz patinete, bien ordenando el tráfico -no sé si los municipales estaban muy convencidos-, o repartiendo caramelos que sacó de una tienda con toda su jeta, o invitando a un espectador a que se hiciera el muerto con su viuda llorosa delante, o incordiando a los que tomaban el aperitivo en una terraza...A mí mismo por un momento me birló la cámara, y menos mal que hoy no se velan las tomas, porque aquí está el reportaje, que fue un placer. Aunque eso sí, al grupo de fieles seguidores nos tocó correr tras Adrian hasta que se plantaba de pronto con alguna nueva ocurrencia.

Adrian Schvarzstein pone a prueba al viandante cejijunto y austero y consigue desencajarle, aunque no todos se dejan. Viene bien que un personaje así facilite este tipo de terapias antipsiquiátricas, una mezcla de humor, bondad y desafío a los caracteres hoscos. Y complicidad, mucha complicidad, con los paseantes que buscábamos precisamente eso, la distensión, en estos tiempos en que tanto se empeñan ciertos tipos de arriba en tensarnos y agriarnos la vida cotidiana.   

Adrian Schvaszstein tiene su propia página. Ver http://www.adrianschvarzstein.com/ .