diario de un vallisoletano curioso

sábado, 24 de abril de 2010

Por Garzón en San Pablo

También en Valladolid, como en otros lugares de España, salieron a la calle ciudadanos para dar la cara por el juez Garzón. Lo más significativo es que se veía mucha gente común y no sólo los adheridos a partidos u otras entidades, sino sobre todo ciudadanos que estaban allí porque le parecía que era atroz lo que estaba sucediendo con el juez. Inevitable, pues, que se convirtiera también la concentración en un recuerdo a las víctimas causadas por al anterior régimen, y que estuvieran presentes hijos o nietos de fusilados o desaparecidos. El debate está ahí, a flor de piel. Los comentarios de los que se manifestaban cabal y pacíficamente daban a entender que nadie pretende revanchas de ningún tipo a estas alturas. Quien diga lo contrario, miente. Sólo se exige reparación histórica. Y para ello es preciso aplicar la justicia. No perseguir a quienes pretenden llevarla a efecto. Lo que más me ha gustado de este acto solidario con Garzón es la ausencia de parafernalias, la tranquilidad y el talante positivo y constructivo de quienes se pasaron esta tarde por la Plaza de San Pablo. Que tomen nota los provocadores tradicionales que creen que España es patrimonio de ellos.


8 comentarios:

  1. Tus reportajes sociales y humanos no tienen pérdida, muchacho. También son parte de ese objeto de mirada que persigues. Objeto vivo y dinámico. Me gustan.

    Que cunda siempre.

    Elvira.

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  2. Cómo me gusta ver que esta queja y este grito unánimos se repiten y se extienden. Me gusta mucho cuando dices lo del acto tranquilo y sosegado: tuve la misma sensación en Barcelona. La gente llegó, ocupó la plaza Sant Jaume, escucharon los parlamentos y los cantos, gritaron y corearon consignas, y cuando terminó todo el mundo se puso a caminar tranquilamente, como cualquier sábado por la tarde, tomando un helado o charlando animadamente, de tiendas. Eso me gustó porque significaba que la gente lo tiene claro, pero no son unos exaltados, sino gente normal que quiere vivir en paz y tranquilidad pero que no traga con las mentiras que nos cuentan. Un abrazo.

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  3. Gracias por tus ánimos, Elvira. Pero recuerda que sólo se trata del ojo curioso que lleva uno puesto.

    Besos.

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  4. Ramón, bienvenido. Es que la libertad de expresión se ejercita de esa manera. Cuando hay razones y argumentos no se necesitan voceríos, despliegue de pancartas calumniosas o profusión de banderas. La palabra es suficiente estandarte de la razón. Y el diálogo es entonces la mano tendida. Lástima que un sector de la sociedad civil y de la clase política no esté por la labor de avanzar entre todos en los problemas comunes. Prefieren meter cizaña para tocar su "poder".

    Tu párrafo es contundente y lo rubrico. Pasa cuando desees por este blog.

    Un abrazo.

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  5. En Madrid pasó lo mismo.
    Fue muy emotivo ver a la gente mayor emocionada.
    A personas que aún lequeda la esperanza de poner sepultar a sus nuertos con decencia y dignidad.
    Personalmente pienso que la dignidad nunca la perdieron.

    Saludos

    Anuska

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  6. Quien haya estado en una de estas concentraciones habrá visto la cordura. En ese sentido resulta inadmisible la gran injusticia que comentn ciertos dirigentes públicos de un partido que pretende gobernar el Estado tildando de que estas manifestaciones son ataques a la democracia. Y me preocupa que lo digan. Porque, una de dos, o lo dicen electoralistamente y no dudan en decir barbaridades y mentiras, o no tienen ni idea de lo que es la democracia. Lo cual me preocupa más.

    La oración, claro está, puede volvérseles por pasiva: ¿qué han hecho ellos estos últimos años manifestándose virulentamente del brazo de la Iglesia y de otras cohortes de "pensamiento" extremo?

    Creo que hay dos posturas, dos maneras, dos enfoques de expresar el desacuerdo. Y ellos no son precisamente ejemplares. Triste. Pero que no difamen.

    Saludos.

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  7. Anuska. Puede que la dignidad nunca se pierda. Pero qué lástima que no pueda ser refrendada por la vida.

    Saludos.

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  8. Hola, Elvira. Claro que hay dos enfoques. Pero sólo una honestidad.

    Gracias por opinar libremente.

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