diario de un vallisoletano curioso

lunes, 12 de abril de 2010

Las laboriosas hormiguitas y el intruso

La metáfora está servida. Parece un rebaño, pero dudo de que las hormigas reconocieran como pastor a un ejecutivo humano. Probablemente, ni siquiera a un humano. Puede que sea el humano el que haya sido introducido en la fila para indicar que los sapiens estamos programados como laboriosas hormiguitas. Algo de eso hay, pero las cosas no son tampoco tan simples. Las hormigas se sorprenderían de nuestros complejos sistemas, hechos de rigidez y, paradójicamente, de trasgresión. Con todo lo que implica lo uno y lo otro. El probo empleado camina por la fila como una hormiga más. Ojo, hormiguitas, es un intruso. Cuidado con su aparente y sumiso paso: pretenderá dirigir vuestra economía y aplicará medidas de ajuste, propondrá correcciones en vuestros sistemas productivos y tratará de embolsarse los beneficios de lo que ha sido obra solamente de vuestra labor colectiva. Un depredador anda suelto. Expulsadle antes de que sea demasiado tarde.


(Visto en los muros del pasaje del Centro Cívico Juan de Austria)


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