diario de un vallisoletano curioso

domingo, 18 de abril de 2010

Las hornacinas de las vanidades

Gustan de vestir sus altares con fantasías hueras. Las hornacinas se hicieron para prolongar la pompa efímera, para la exhibición de las vanidades y para los cultos que la soberbia de las castas han puesto siempre en marcha con el fin de perpetuarse. Muchas se van quedando en mero hueco.

Y sin embargo los espacios humildes de la verdad, de la justicia y de la equidad siguen permaneciendo vacíos en sus corazones. Por supuesto, los atributos que deberían engalanar la convivencia humana y la distribución de la riqueza brillan por su ausencia. Los edificios de la sociedad les viene grandes. Sus crisis de valor y de inteligencia nos las quieren trasladar a todos. No quiero falsas estatuas que llenen falsos espacios. Sobran las ceremonias del embuste.



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