diario de un vallisoletano curioso

martes, 20 de abril de 2010

Es el quiosco entrañable

El vetusto quiosco del Caño Argales. ¿Cuántos siglos nos contemplan? Desde luego, el escudo de Valladolid que luce es de cuando la República o incluso anterior. Difícil precisar si es el mismo quiosco que siempre estuvo ahí. Sé que en tiempos del alcalde Bolaños rehabilitaron uno, y pretendían que fuera un punto informativo para actividades de la Juventud. Duró poco el intento. Aquí queda, cerrado a cal y canto. Con un color verdoso que más parece verdín que otra cosa, por aquello de la incuria del tiempo. Incluso el óxido corroe parte del escudo de la ciudad. ¡SOS!

Sin embargo es toda una pieza que para sí quisieran los museos de etnología o de artes decorativas. En estos tiempos en que tanto se incorpora mobiliario urbano que imita lo decimonónico, pero que es pastiche de ahora, el quiosco del Caño Argales permanece al pie del cañón, en su entidad arquitectónica. Lástima que no esté dotado de un uso.

Uno sigue viendo todavía aquellos escaparates que conformaban el hexágono. Sé que cuelgan de sus tenderetes tebeos, revistas, periódicos, juguetillos, incrementados por los cómics de última hora, la prensa internacional y las recientes tiradas de libros de bolsillo. Están ahí detrás, listos para cuando se levanten las persianas. Que no tema Beatriz, la quiosquera del otro, el que está en vigor, que no le va a hacer competencia. El quiosco histórico está poblado de fantasía. Guarda en su interior algo más que papel y caramelos.



4 comentarios:

  1. Una pena, desde luego. Habría que darle un uso, y no dejarlo así, lleno de pintadas, reflejando una desidia muy poco saludable.
    Saludos,

    Diego

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  2. Me cruzo con él todos los días y la verdad es que es una penita verlo así. Dejaremos que él solo se vaya cayendo a trozos y cuando ya no tenga arreglo desaparecerá. Esa película ya la he visto más veces.
    ¡Qué triste!

    Un saludo.

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  3. Sí, Diego. Ya quisiera yo, ya. Que le tengo sumo cariño por lo que a mi niñez afecta. A veces uno piensa que no nos merecemos la cantidad de obras hermosas que tenemos en esta ciudad. Tras el vandalismo se encuentra la ignorancia. Y la ignorancia y la maldad van de la manita. Y lo malo no son sólo las pintadas, sino ese deterioro progresivo que se acentúa cuando no se da uso a un espacio.

    Gracias y buen día nublado.

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  4. Adanero. Pues me resisto a que se vaya cayendo a trozos. Un día de estos auspicio un movimiento en defensa del quiosco. Si vives por San Andrés pregunta alguien de la asociación vecinal, a ver qué opina.

    Saludos.

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