diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 14 de abril de 2010

Cara y culo

No es oro todo lo que reluce. A primera vista, el antiguo Monasterio del Prado -hoy devenido en Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León- muestra una recuperación intachable salvadora, a costa de muchos dineros seguramente, de una ruina parcial o total. Muchos recordamos todavía la patética vista de los enfermos sujetos a las rejas cuando cumplía su función de manicomio a mediados del siglo pasado. La iglesia tenía hundida su techumbre y estaba sumida en una destrucción total.

Dotar de uso a este tipo de edificios monstruo de nuestra historia es imprescindible para garantizar su futuro. Una mera restauración, sin llenar apropiadamente su espacio, no basta para salvar un monumento. Ahí está la rehabilitación parcial e insuficiente de algunas instalaciones fundamentales del Parque de las Norias, antigua Azucarera Santa Victoria, sin que estén ocupados todos sus espacios, con los consiguientes desperfectos que se siguen originando. Fue una cabezonada electoralista y precipitada del alcalde, y ahí sigue infrautilizado. Pero de ello ya hablaré otro día.

El caso es que la intervención en el Monasterio del Prado para uso civil-administrativo de hoy día lo considero un interesante rescate. Además de sus instalaciones administrativas dispone de una gran sala de exposiciones como es la antigua iglesia reconstruida. Otra cosa sería discutir si las exposiciones que tienen lugar en ese marco inmenso tienen todas el nivel y la atracción adecuados para que la ciudadanía se interese y acuda.

No obstante, todo tiene su cara y su culo. Y el culo en este caso es esa ladera que sube hasta el Psiquiátrico, que tal vez no sea terreno de la Consejería de Cultura, pero como si lo fuera porque prácticamente está encima. Y si lo es, pues peor, porque sería abandono. Aparte de la basura ordinaria que te encuentras por todas partes, hay restos de edificaciones -algunas no tan lejanas, ya que se ven aparatos de refrigeración- vallas derruidas en algunos tramos con los alambres saliendo, cantidad de madrigueras -los conejos no entienden de los edificios de los humanos y sí de los montes, y esto pone el único elemento simpático en este espacio- , carritos de súper, papeleras roñosas, y hasta conejos muertos. En resumen, que la sensación de oro pulido que da el monumento de la Junta queda empañado si te propones circundarlo.

Uno no se explica por qué las obras no se llevan hasta las últimas consecuencias. El entorno de un espacio ocupado es tan interesante y digno de ser preservado como el espacio-uso en sí. Tal vez algún día caigan en la cuenta de que tener la basura detrás, y más si se trata de un organismo de la administración pública, no es precisamente ni saludable ni estético ni ejemplar. (Nota: he ido alternando las fotografías en cara y culo, para una mejor comprensión del asunto)

4 comentarios:

  1. me encanta, como has conseguido con las distitas fotos, la cara y la cruz de un mismo lugar.

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  2. Pues fue cosa del azar. Esperaba encontrarme una ladera medioambientalmente digna y me encontré un basurero. Por eso creí que tenía que alternar para ver el contraste. En fin...lo que nos queda para ser cívicos (incluídas las autoridades)

    Gracias por pasarte por auqí, Dani. Un abrazo.

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  3. ¡que curioso!
    Cada día te vas superando

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  4. Bati. Sí, todo resulta muy curioso. Podría volver la oración por pasiva y decir: cada día la realidad supera lo que uno ve o cree ver.

    Y muchas miradas me las encuentro por casualidad.

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