diario de un vallisoletano curioso

martes, 13 de abril de 2010

Blanca Simón, jubilata


Blanca Simón se nos jubila. Su pelea íntima -llevada con una entidad que para mí quisiera- la tiene últimamente más cansada. Aguantar los tratamientos no es fácil y sortearlos con la tienda abierta es bastante complicado. Ha decidido echar el cierre y vivir más calma. No la he visto segura del todo, ciertamente, pero ella cree que debe ser así. Que es mejor que sea así.

Blanquita, toda la vida entre útiles de pintura, caballetes, cuadros y enmarcaciones. Lo mamó de su padre Eliseo Simón, que allá en los años cincuenta ya se puso a la tarea y que abrió aquella emblemática galería de arte Castilla, en la calle Pasión, luego a la vera de la catedral y por último en la Plaza de la Universidad. Si bien aquella galería cerró hace muchos años, Blanca tomó el relevo, con sus hijos ya mayores, y se aventuró a ponerse al frente de su tienda en la calle Conde Ansúrez, junto a la Platería.

Pero Blanquita no es sólo para mi, e incluso esto es algo secundario, la profesional que enmarcaba las láminas que le he llevado estos últimos años. Es ante todo la vecinita de abajo en mi niñez de la calle Loza. La primera niña con la jugué, la que subía cada día a mi casa, a la que tiraba los zapatos al pozo del patio, en mi afán desmedido por las travesuras. De ahí el diminutivo con que me permito en confianza nombrarla ahora. Muchos echaremos de menos su trabajo y sus consejos. Ahora sólo la deseo que cada pulso con su cuerpo lo gane.


2 comentarios:

  1. He sido cliente de esa Galería en muchas ocasiones. Me parece dignísimo ese reconocimiento que espero sea compartido por muchas personas. Valladolid tiene una deuda con Blanca Simón, que nunca será saldada. Baste, de momento, esa admiración y esa gratitud tan merecidas. Un abrazo

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  2. Gracias por tu comentario, Fernando. Cuando hable con Blanca se lo transmitiré, que seguro que lo agradece un montón.

    Un abrazo.

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