diario de un vallisoletano curioso

martes, 20 de julio de 2010

La amabilidad de una plaza pequeña


La amabilidad de una plaza pequeñita. Y arbolada. La plaza del Crepúsculo es eso, un minúsculo territorio apacible que remata la larga fila de chopos de la avenida de Irún. Es curioso cómo una hilera larga de árboles puede dulcificar la aspereza del muro del ferrocarril en esa calle.

Crepúsculo. Un nombre precioso e inmenso que aquí se concentra simplemente en una isleta que, al menos, resulta peatonal. Un espacio de juegos infantiles de poco empaque, unos bancos, una fuente modelo modesto de patente Valladolid. Una fuente que no sé si ahora echa agua, y que más parece un elemento insignia de la ciudad (recuérdese que hay unas cuantas y todas secas) La pequeña plaza sirve al menos para aislarse de la asimetría de calles que la rodean. Y de ese horroroso paso elevado en zigzag que instalaron sobre el trayecto del AVE y que comunica -y alarga el recorrido- con el demediado Parque de las Norias, el Polígono Argales y lo nuevo que se va haciendo de la denominada pomposamente Ciudad de la Comunicación.

Pero no se minusvalore el lugar. A ciertas horas está lleno de vecinos. Y con la presencia de estos se cumple el papel fundamental de un lugar público. Me gusta la Plaza del crepúsculo, por lo entrañable que es, incluso para el simple transeúnte que jamás se parará y se sentará en uno de sus bancos.


2 comentarios:

  1. Afortunados que aún podéis disfrutar de plazas arboladas...

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  2. Marta, tienes razón. Es uno de los aspectos urbanos que más valoro. En las plazas que se hacen en estos tiempos se ignora mucho el arbolado de verdad. Se colocan arbolitos más decorativos que frondosos. Hay plazas como la de la foto en que algunos árboles estaban de antes de que se configurara la denominada plaza. Es una plaza de confluencia de calles bastante inarmónica, pero cumple con el concepto. Lo importante es el espacio siempre.

    Gracias.

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