Ni que decir tiene que gritar no es comunicarse. Gritar es la expresión más primitiva de la impotencia. Los paisanos que se muestran así son tipos que se van cerrando a todo, y es probable que, principalmente, a sí mismos. Da igual que sean maridos, esposas, novias, hijos, obreros, políticos o empresarios. Esa caracterización cunde en todos los roles. Y cuando los roles se impregnan de ese desvarío todo se complica para entenderse.
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