diario de un vallisoletano curioso

martes, 2 de noviembre de 2010

Los olvidados, los apestados de El Carmen


Hay una zona en el Cementerio de El Carmen abandonada a su suerte. La suerte del olvido. Unas cuantas tumbas quebradas, algunos túmulos desarbolados, sin apenas señas de identidad, donde los epitafios son excepción. Pero excepción brillante. Por ejemplo, un monolito en forma de pirámide triangular, tiene esta frase inmensa y emocionante ocupando dos de sus caras: “El pensamiento y la conciencia es libre” y luego figuran unos nombres de personas.


Esta zona es peculiar. No tiene cipreses, el suelo es un pedregal, los restos de los enterramientos están desparramados y maltrechos, salvo un sepulcro en metal fundido (Talleres de J. Rodríguez, Pº Zorrilla 5 y 7, Valladolid, reza en una placa de otro tiempo) Un lugar de desolación, pero que a mi me parece que repleto de humanidad. Y esa humanidad viene precisamente de lo diferente. En lugar de la cruz habitual aparecen triángulos, monolitos, columnas, rosas en piedra, guirnaldas, simples losas pesadas. Y mucho suelo semihundido, con altibajos y desniveles, que me hace pensar que allí hay bastantes miembros de la especie humana enterrados sin reconocimiento alguno. Estos indicativos malparados dejan claro que aquel lugar correspondía a los apestados ideológicos de la vieja España, según las leyes de la sociedad católica. Y lo más terrible: esa falta de reconocimiento a sus creencias y pensamientos, con que la caridad de la Iglesia les premiaba para reposar sus restos ¿en la otra vida?


Hasta la llegada de la Democracia este espacio era un redil vergonzoso donde se enterraba a los protestantes, masones, librepensadores, ateos y, probablemente también, a los suicidas declarados y vete a saber si acaso a algunos ejecutados por la justicia. Creo que fue con el alcalde Bolaños cuando se derribaron las tapias de este ignominioso y apartado campo de concentración de los muertos que no pertenecían a la clase de muertos que la religión dominante deseaba. Demasiado tarde. Con la dictadura de por medio, la mayoría de los enterrados allí habían sido olvidados (o se había renegado de ellos) por sus descendientes.
Y ahí sigue, como una cuenta pendiente de la sociedad y del Ayuntamiento con ellos. ¿Como campo de soledad? No. Como muestra de la injusticia moral, política y clasista de las sociedades pasadas y, sobre todo, de las clases que dominaban con un deficiente nivel cultural y una altísima capacidad de intolerancia. Claro que siempre será mejor que esté así esa zona cero de la memoria a que se reconvierta en parcelas urbanizables . Porque en los cementerios, señores, también existe la competitividad comercial y la división de clases.

5 comentarios:

  1. Quiero romper un lanza a favor de este post y su sentido de homenaje a los olvidados. Me llama la atención que nadie comente. Probablemente haya gente a la que este tema de los cementerios y tumbas les da yuyu. Pero comprendo muy bien que lo que pretendes es reivindicar la memoria aplastada de los que pensaron y / o creyeron de diferente manera.

    Pensar en España siempre fue arriesgado. Pensar diferente a los cánones e imposiciones fue heroico. Gracias por reivindicar a ese tipo de gente que fue apartada incluso como muerta. Qué tristes los vivos que cometieron esa defección con sus hermanos.

    Elvira

    ResponderEliminar
  2. Estuve hace unos meses en el cementerio civil de donde vivo y es un lujazo los nombres de hombres y mujeres que posan allí.
    Espero que un día reposen todos y se les adjudique el derecho de pensar diferente
    Un abrazo a los dos.

    Anuska

    ResponderEliminar
  3. Es que los cementerios son fiel reflejo de la división social en clases, de la posición social de cada quisqui y de la capacidad adquisitiva. Así de claro. Los muertos no entienden de ello, obviamente. Pero la presuntuosidad de los vivos, la competencia, el qué dirán, el culto, la apariencia y etc. da lugar a los lujos. Curiosamente son los gitanos los que más se gastan en esto, aunque el gusto sean tan dudoso y bastante kitsch y redundante.

    Lo que yo planteo aquí es otra cosa. Es la infamia de los hombres que han regido el país con los que no han pensado como ellos.

    Gracias por opinar.

    ResponderEliminar
  4. A ello me refería, aunque pueda que no me hayas entendido.

    Anuska

    ResponderEliminar